Hoy he encontrado mi tubo de protección solar SPF 30 que estrené este verano para el cuerpo. Como me queda más de la mitad, había pensado en guardarlo mejor para que se conserve en buen estado hasta abril o mayo pero he decidido que lo voy a utilizar. Será mi protección solar en invierno para el rostro.
Con el fastidioso problema de las manchas cutáneas, en verano utilizo la base protectora Perfect White-C con IP 50 pero el IP 20 ó 30 en invierno es suficiente para mí.
Incluso no lo utilizo para todo el rostro, a menos que sea uno de esos días plenamente soleados que tanto se agradecen. Sólo aplico la protección solar encima de las manchas (en verano, la aplico sobre todo el rostro).
El solar corporal protege igual que el facial del mismo índice de protección. Del aporte cosmético ya se ocupa mi tratamiento de día y así voy utilizando un producto que ya está abierto, con la cuenta atrás de su caducidad. El próximo mes de marzo, ya eligiré mi protector facial y corporal de nuevo.
Lo que gano mientras tanto durante esos meses es el nuevo uso de un cosmético que iba a guardar y algo más importante para mí: una mayor respiración durante el día mi piel. Descanso un tiempo del filtro solar cuando está nublado y en las zonas del rostro sin manchas.
Lo cierto es que, como en invierno utilizo maquillaje fluído que tiene filtro solar IP 20. Sustituye al del protector solar facial. Mi piel está más hidratada y protegida contra el frio que con el maquillaje compacto del verano. Es un detalle a tener en cuenta a la hora de priorizar los productos de vuestra rutina de invierno.
Foto | PoYang
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