La firma Bliss me encanta. Todos sus productos tienen un no sé qué que me vuelven loca. Ahora estoy aficionada a la leche corporal de ciruela: después de un día de sol me deja la piel hidratada, suave y con un perfume de lo más bueno. Pero esta firma la conocí el primer día que asistí al Spa del hotel W de Barcelona.
Entrar en ese espacio te hace sentir como Carrie en ‘Sex and the city‘: la decoración, los detalles (que marcan la diferencia) y el ambiente que se respira es toda una experiencia. Tan sólo llegar te llevan a una sala donde puedes servirte una copa de cava, probar un buen brownie, escoger entre una gran variedad de sabrosa fruta y leer toda la prensa internacional de moda (¿Harper’s Bazaar USA o Vogue France?).
Una vez desayunado y con el estómago lleno me hicieron pasar a la sala de masajes. Con luz tenue y música al estilo Norah Jones me estiré y empezó lo que fue todo un espectáculo para mis sentidos: olores, tacto… En fin, los mejores 75 minutos de mi vida. Y es que eligiendo los productos de naranja (todos los productos que utilizaron fueron de la gama Bliss de naranja, of course) mi piel quedó sedosa y mi cuerpo como nuevo. Empezando por los pies y terminando por la cabeza lo único que deseaba era que se parara el tiempo. El precio de éste es de 130€, pero si quieres alargar tu placer hasta los 105 minutos el precio asciende a 165€.
Una vez duchada y como si andara encima de una nube me esperaba la manicura. Tras escoger entre una gran variedad de rojos (la paleta de colores es infinita) me coloqué en un cómodo sofá y… ¡A mirar Sexo en Nueva York en mi televisor particular! Sí, sí, cada una tiene un monitor privado y escoge qué quiere ver: MTV, el canal W, series de televisión... En total 30 minutos de baño de manos caliente, corte de cutículas, perfeccionamiento y esmaltado de uñas por 30€.
En total estuve más de 4 horas y desde entonces cada vez que ahorro un poco de dinero me planto frente a ese hotel con forma de vela y dejo llevar mis cinco sentidos… ¡Y de qué manera! Sí, es caro pero vale la pena. Y de vez en cuando va bien gastarse un dinerito en una misma.
¿Habéis sucumbido ya a los encantos de Bliss Spa?
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