Tener los ojos llorosos cuando nos estamos maquillando es un problema que hace qué dejemos sin hacer alguno pasos para estar perfectas, muchas mujeres renuncian a las sombras, otras al eyeliner y muchas a la máscara de pestañas. Hoy vamos a intentar daros consejos básicos para todas aquellas que nada más mirarse al espejo ¡ya no les lloren los ojos!
Hay personas que tienen esta zona sumamente sensible y no por ello tienen que tener un problema médico añadido, también hay personas más sensibles que otras y siempre tienen una lagrimita a punto de salir. Por no hablar de aquellas personas que todo les hace cosquillas y hasta el mínimo roce en la cara les produce lagrimeo pero de reirse. ¿Eres una de ellas?
Es importante no irritar los ojos con tantas maniobras previas al maquillaje. Si dejamos pasar tiempo entre el lavado y el tratamiento cosmético y a su vez entre el maquillaje les damos tiempo a los ojos a recuperarse. Puede ser que en ocasiones pensemos que no aguantamos la máscara cuando lo que nos aguantamos es el contorno o la base de maquillaje. Aquí el tiempo juega a nuestro favor, sabremos identificar que producto nos molesta si los vamos incorporando poco a poco y gradualmente.
Si después de haber trabajado el ojo con cremas, bases y demás el ojo no ha llorado ni se ha irritado procederemos al maquillaje. Una cuestión importante en los cosméticos es su perfume, muchas veces los reconocemos por la nariz, pero sin duda antes de que llegue a la nariz nuestros ojos ya lo habrán detectado. La sensación es similar a acercar un caramelo de menta al ojo, rápido se produce el lagrimeo. Si te pasa busca otro cosmético que no tenga ese perfume tan fuerte.
También es importante tener buenos productos para maquillarnos, no me refiero a precios ni a marcas en concreto, hay cosas de calidad baratas y cosas caras que no cumplen. Por ejemplo, un objetivo a conseguir será tener unas sombras que no se caigan encima del ojo, una máscara qué de una pasada nos quede cómo nos gusta y un lápiz que actue igual, que no haya que insistir.
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Sombras. Mejor en crema que en su versión en polvo. Si no queremos renunciar a ellas, una vez aplicadas y siempre con el ojo cerrado procederemos a quitar los restos con una brocha especial para tal fin. Pero recuerda hacerlo con el ojo cerrado normal, tampoco es necesario hacerlo con excesiva fuerza.
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Eyeliner. Saber usarlo con precisión es una gran ayuda antes de castigar al ojo con contínuas pasadas por el párpado. Una acción que irrita el ojo es pintarse mal e intentar arreglarlo una y otra vez.
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Máscara. Debes escoger la que antes te proporcione lo que buscas y en las menos pasadas posibles para no molestar al ojo. Importante también saber qué cepillo conseguirá antes los que quieres.
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Lápices. Mucho cuidado con las puntas muy afiladas, las puntas mal afiladas y en general ¡todas las puntas!. Si no las controlas pásate a los pinceles si te ves con la precisión suficiente. Si los sacas puntas asegúrate de qué los límpias bien antes de acercártelos al ojo. Las virutas de madera te pueden además de llorar un buen rato, una úlcera ocular.
Las lágrimas son muy importantes, tienen la función de humectar la superficie del ojo y lo protegen de infecciones y agentes externos. Si el lagrimeo es abundante no debemos pintarnos y buscar ayuda en un profesional ya que es un síntoma de que algo está dañando al globo ocular y que requiere atención especializada. Ten en cuenta que puede ser un problema del lagrimal o una alergia, por eso antes de querer maquillarte busca una solución a este problema tan molesto.
Imagen | César S., Poe tatum
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