Mantenernos correctamente hidratadas es básico para nuestra salud y también para nuestra belleza: la piel se verá más tersa, nuestro organismo funcionará correctamente y podremos controlar mejor las ingestas de comida (muchas veces confundimos la sensación de hambre con la de sed).
Beber el agua suficiente al día se nos puede hacer muy cuesta arriba, sobre todo si tenemos en cuenta que esta es insípida y que a nuestro alrededor tenemos un montón de opciones más sabrosas, aunque menos sanas. Hoy os traigo cuatro trucos para que este 2015 cumplamos el propósito de beber más agua.
¿Por qué beber agua?
Debemos mantenernos hidratadas prioritariamente mediante agua. Esto lo digo porque hay muchas personas que basan su ingesta de líquidos en refrescos y sodas, algo que no es muy acertado: además de agua (evidentemente) estamos aportando a nuestro cuerpo muchas otras cosas como azúcares o colorantes.
El café tampoco es una opción comparable al agua: una dosis excesiva de cafeína traerá consigo un estado de excitación, ansiedad e insomnio que no nos beneficia. Un café (o dos) por la mañana está fenomenal, pero no te limites al café a la hora de hidratarte.
¿Cuánto agua tengo que beber?
Comencemos por determinar cuánto agua hay que beber al día: lo de los dos litros diarios es más bien una aproximación. Si quieres saber cuánta agua necesitas beber diariamente puedes usar alguna de estas fórmulas:
Requerimiento diario: 35 ml x Kg de peso
Requerimiento diario: 1 ml x caloría gastada
Con la primera fórmula, una persona de 60 kilos necesitaría beber unos 2,100 ml al día. El gasto calórico aproximado de una mujer adulta suele estar en unas 2000 calorías, así que serían dos litros justos (a esto habría que ir sumando más agua cuanta más actividad física). Como véis, los dos litros de agua al día no van desencaminados.
Trucos para beber el agua que necesitas
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Añade sabor de forma natural: si no bebes agua porque te parece que está sosa (a ver, es agua...) puedes darle algo de sabor preparándola previamente. El día anterior por la noche coloca dentro de la botella unas rodajas de naranja, limón o unas hojas de menta; deja reposar el agua por la noche y tendrás agua ligeramente saborizada por la mañana (no mucho, pero ya sabrá a algo).
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Establece unos horarios para beber: esto es lo que mejor me ha funcionado a mí. Yo me marco mis horarios para beber agua: si tengo una botella de medio litro sé que antes de las docede la mañana me la tengo que haber bebido entera, y tengo que consumir otra media antes de comer. Misma operación por la tarde: antes de la merienda medio litro, y de la merienda a la cena otro medio. Una botella de 500 ml no ocupa nada y se puede llevar a todas partes: ¡sin excusas!
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Prueba con las infusiones: hoy en día podemos encontrar infusiones de todos los sabores posibles. Yo soy muy clásica y prefiero el té verde, pero algunos sabores que merece la pena probar son el té de vainilla, la infusión de té rooibos o la infusión de regaliz. Ojo a los efectos de la teína y cafeína que contienen algunas de ellas.
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La tecnología nos ayuda: ya hay apps de smartphone para casi todo, y cuantificar el agua que bebemos no iba a ser una excepción. Aplicaciones como Water Tracker para Android o Waterlogged para IOS nos ayudan a llevar un registro del agua que bebemos, y disponen de alarmas inteligentes y programables.
Y tú, ¿bebes todo el agua que necesitas?
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