Nervios, nervios, nervios… es lo que siento cada año viendo la ceremonia de los Oscar en directo. Cosas de cine aparte, Penélope Cruz estaba guapísima. Fallé en mi predicción de melena semi recogida.
De nuevo apostó por un look muy natural, destacando sus ojos, uno de sus grandes fuertes, y su pelo negro, que en esta edición de los Oscar decidió nuevamente recoger. Eso sí, con menos acierto que en otras ocasiones porque la temida atmósfera (llamo así a cuando los pelos empiezan a ir cada uno por un lado y se van saliendo poco a poco) fue protagonista.
La atmósfera de un recogido no demasiado tirante y hasta con un poco de volumen en la parte frontal, y esos pendientes de diamantes en lágrima. ¡Espectaculares complementos!
Ojos en negro, no demasiado, para marcar con la máscara de pestañas, un poco de toque ahumado en la parte final y nada de sombra oscura. Todo bien perfilado y la raya sólo en la parte inferior del ojo. Labios suaves, casi nude y un ligero muy ligero rubor en las mejillas.
Un nuevo escote, asimétrico dentro de la gama palabra de honor en un vestido color borgoña muy alfombra roja. Pero no sé por qué, me esperaba más. Estaba de gala, no hay duda de eso, y se la veía feliz, imposible ocultar su sonrisa y verlos en sus ojos.
Sinceramente, me gustó mucho más en los Goya. ¿Qué os ha parecido a vosotros?
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