En estos días calurosos del verano, ya sea porque es buscamos comida que refresque o porque estamos en operación bikini, a muchos nos apetece comer más ensaladas, frutas y comidas frías de lo que hacemos en el resto del año. Sin embargo, este simple cambio de dieta, en principio muy saludable, puede producir problemas intestinales y darnos más problemas que beneficios.
En el proceso de digestión, el estómago puede llegar a más de 40 grados de temperatura. Comer alimentos fríos enlentece su funcionamiento, lo que podría causar problemas de estreñimiento, flatulencias o el vientre hinchado, si es que no estamos acostumbrados. Y es especialmente molesto en el caso de la cena, debido a que nuestro cuerpo reduce su metabolismo cuando dormimos. Una nutricionista a la que le pregunté acerca de esto, me dió algunas soluciones para el problema.
La más simple es cubrir el estómago con una manta o incluso usar una bolsa de agua caliente. Por desgracia es algo muy poco práctico de hacer en verano.
Beber alguna infusión caliente después de comer.
En general debemos ordenar los platos de más fríos a más calientes, es decir, primero las ensaladas, luego los platos calientes. Las bebidas, al principio. Para el postre, es mejor descansar unos 20 minutos a media hora antes de comerlos, especialmente si son helados.
Si sufrís problemas de intestino o colon irritable o cualquier problema intestinal, cualquiera de estas ideas podría ayudaros a reducir las desagradables molestias, solo por ayudar al sistema digestivo a procesar y desechar lo que comemos.
¿Conocéis vosotras algún otro remedio para estas situaciones?
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