Mucho se ha escrito sobre los modelos imposibles de belleza que nos imponen los medios de comunicación. Sin embargo lo peor de esto no es que la gente te juzgue, sino que tú mismo seas tu peor verdugo. Esto es lo que le sucedió a Elna Baker, una escritora estadounidense que pesaba 120 kilos y que tras perder 49, no solo no consiguió el cuerpo que imaginaba, sino que los efectos a nivel psicológico le llevaron a librar una lucha consigo misma.
El principio de la historia de Elna puede ser la de cualquier persona en su misma situación: sufría de sobrepeso y con él todas sus consecuencias a nivel social: burlas, consejos de cómo perder peso y comentarios cruelesde gente desconocida. Por ello decidió ponerse a dieta y hacer ejercicio de forma constante durante un año: así logró llegar a pesar 70 kilos.
Tras esa victoria se encontró con un panorama que no se esperaba: podía estirar la piel sobrante de un costado al otro y aún así sobraba unos 30 centímetros... una imagen completamente distinta al ideal de mujer que quería alcanzar.
El problema es que tras 4 cirugías el problema no se ha solucionado: según describe en el artículo que le dedicaron en Refinery29, tiene una cicatriz alrededor de la cintura y de las piernas, además le cuelga piel de los brazos y tiene el pecho completamente caído... por eso no le gusta que la vean desnuda.
Tras 20 años de 'lucha' contra su imagen decidió hablar y publicar estas fotos que se hizo un mes antes de las cirugías; ha sido su manera de desahogarse y** dar una voz de aliento a quien como ella, ha sufrido de este problema** y de las inseguridades que traen consigo.
No sé vosotros, pero yo estoy cansada de luchar por la puta belleza. Esto ha tomado el 10 o el 20% de mi tiempo y de mis pensamientos durante los últimos 20 años. Me ha privado de hacer cosas más importantes y honestas y después de todo este tiempo, sigo sin estar bien.
La historia de Elna puede ser la de cualquiera de nosotros: nos volvemos presas de ideales de belleza que no nos deja aceptar lo que somos ni disfrutar de lo que tenemos: en mayor o menos medida todos tenemos complejos que comparamos con modelos imposibles y eso puede llegar a convertirse en el eje de nuestra vida, con todos los peligros y las frustraciones que ello conlleva. Por eso antes de juzgar a las personas deberíamos ponernos en su lugar y tratar de comprender las luchas internas que pueden estar librando.
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