Admito que hace unos años el esmalte de uñas rojo no me gusta para nada. Ni para los pies ni para las manos. Me parecía, ¿cómo decirlo?, pues “como de señora”. Hace un par de veranos, me decidí a probarlo en los pies, con el miedo a que resultara demasiado llamativo.
Bueno, llamativo es, pero creo que a la vez es bastante femenino, alegre, sofisticado, y bastante combinable. Aunque, a priori, todo esto no lo pueda parecer. Mis pies no me gustan demasiado, pero creo que ganan bastante con las uñas pintadas de rojo.
Me gustan bastante las sandalias y los zapatitos de verano y creo que es un color que suele ir bien, sobre todo si tira a oscuro. En todas las fotos llevo el mismo tono, es de Kiko y es el número 115 de la colección de larga duración. Si quieres algo menos oscuro, el esmalte fucsia que nos presentó Vicky hace unos días puede irte genial.
La verdad es que la laca de uñas de Kiko es un esmalte bastante resistente, me gusta la textura porque no es ni demasiado espesa ni demasiado acuosa, y con una capa tienes de sobra. El acabado es muy brillante. Creo que cuando lo compré me costó 1,50 euros.
Empezamos con el pase de modelos. Aunque el rojo sea el color de la pasión, casi de femme fatale, queda bien de sport, con unas sandalias planas y anchas en plan peregrino, ideales si tienes que caminar mucho o si vas a la piscina, playa o similar.
Siquiendo con el plan cómodo, unas sandalias bajas de piel negra, todoterreno para ir a trabajar. Rojo y negro, todo bastante discreto.
Ahora, nos subimos a los tacones, y os presento un total look rojo con sandalias de tacón de madera y hebilla grandota. Muy retro y pin-up.
Seguimos en las alturas, con otras sandalias muy ponibles, de cuña y de tiras de piel. Cómodas y protagonismo total a las uñas.
Nos sofisticamos un poco, y nos ponemos unos taconcitos marrones. Aquí sí que tuve dudas a la hora de que coordinaran los dos colores. Creo que queda mejor de lo que pensaba en un principio.
Ahora sí que nos vestimos de femme fatale con estas sandalias de tacón de aguja, anudadas al tobillo (vale, eso no se ve), y ribeteadas. Aquí el protagonismo en los pies es claro por el zapato en sí, y le añadimos más con el color de las uñas. Puede ser muy llamativo, pero puede quedar bien si el resto del look es discreto.
Y, por último mis preferidas del verano, estas cuñas altísimas bordadas en diferentes colores. Aquí creo que cualquier tono del bordado hubiera quedado bien y divertido en las uñas.
Espero que os haya gustado, es un color versátil, aunque yo juego con otros tonos para no cansarme. Por cierto, ahora que lo pienso, tengo que probar con la pedicura de sandía...
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