No os pasa que, un buen día, empezáis a fijaros en algo que os llama mucho la atención, y que luego, de repente, empezáis a verlo en todas partes. Sí, como cuando te enteras de que estás embarazada, y empiezas a ver embarazadas por doquier. Pues, todavía recuerdo lo mucho que me impacto aquella colección de YSL de hace dos veranos, en la que habían intentado reproducir el azul Majorelle – como los jardines del mismo nombre en Marrakech, tan queridos por Yves Saint Laurent -; combinados con un color naranja coral que era la bomba.
En las nuevas propuestas de la marca para este verano, Lloyd Simmonds se ha ido a fijar en el celadón, otro de los colores que fascinaban a Monsieur Saint Laurent. Este color - muy común entre ciertos tibores orientales, que suelen presentar un acabado craquelado -, reproduce de alguna forma los tonos acuáticos de una fuente, en cuya superficie se reflejan los rayos del sol.
Un color milenario que al ser combinado con los cálidos ocres propios de las Cyclades se convierte en una mezcla extremadamente pop. Los tonos anaranjados y fucsias de esta paleta de colores en labios y mejillas contrastan con una manicura en color celadón. Es una colección que realza los cálidos tonos del verano, y nos sumerge en una sensación de paz y tranquilidad.
La nueva colección se presenta en un renovado estuchito dorado. El mítico logo Cassandra se ha vestido, para la ocasión, de color azul Majorelle. En su interior se oculta una armoniosa mezcla de tres tonos azules acuáticos – Majorelle, Céladon y Égée (como el mar) –, que contrastan con los tonos más cálidos de rosa y coral. Como si reprodujese ese juego de los reflejos del sol en el agua, para vestir la mirada con los colores del cielo.
Los tonos oscuros permiten aportar estructura a la mirada, mientras que los claritos aportan un toque de luz. El resto de los colores sirve para crear contrastes, como si fuesen esos complementos que utilizamos para acabar de rematar nuestros modeluquis. De esta forma, la mirada se convierte en una especie de obra de arte que rinde homenaje a los míticos modelos Mondrian diseñados por Yves Saint Laurent. Esta paleta ofrece, además, la posibilidad de acabados mates o metálicos, densos o tansparentes. Las posibilidades son muchas, una para cada tipo de mujer.
El invento ese del Baby Doll Kiss & Blush del que os hablábamos hace un par de semanas está arrasando. La posibilidad de poder maquillarnos los labios y aplicarnos un poco de blush con el mismo producto ha sido todo un acierto, ya que nos proporciona un nuevo gesto de belleza intuitivo, lúdico y extremadamente sensorial, por lo que está llamado a convertirse en todo un objeto cult. Sino, ¡al tiempo!
El producto se debe aplicar, además de en la zona de los pómulos, también en la arista de la nariz, en la línea de nacimiento del cabello y bajo el mentón, y difuminarlo con la ayuda de una brocha gorda hasta que adquiera la consistencia de un fino velo, para obtener un tono luminoso muy natural sobre las pieles bronceadas por el sol.
Lo que me ha gustado menos, fijaros por donde, es que los responsables de la marca hayan querido aprovechar la rumorología sobre las preferencias sexuales de Cara Delevingne para el visual de esta campaña. ¡Qué manía en ahondar en la vida privada de las personas!
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