¿A quién no le encanta ir a un salón de uñas? Te masajean las manos, te ofrecen mil colores diferentes y te miman. Durante una manicura todo va bien, te relajas y te dejas cuidar. Es poco común que las cosas se tuerzan. Pero esto fue lo que le pasó a esta joven de Manchester, que terminó con la que Internet ha apodado "la peor manicura de la historia".
Emma Jones fue a hacerse la manicura a un centro diferente de su habitual, por falta de tiempo. Allí pidió que le hicieran las uñas redondeadas. Ya sabéis, limadas sin picos ni ángulos rectos, de forma elegante. Esta es más o menos, la idea que Emma tenía en mente. Pero no lo que consiguió.
En la teoría sí, sus uñas eran redondas. Pero en la práctica eso fue un absoluto despropósito. No parece que el manicurista entendiera lo que Emma quería. O, de hecho, lo que cualquier persona del mundo querría si pide las uñas redondeadas. Se tomó el pedido de unas uñas redondas de forma excesivamente literal.
En vez de algo similar a lo de la foto anterior, la joven terminó teniéndolo todo redondo: uñas, cutículas, esmalte y hasta la punta de los dedos. Más que una manicura, lo que parece es que ha dippeado las yemas de los dedos en pintura iridiscente; o que se ha puesto dedales.
En una entrevista con la web Mamamia, Emma contó cómo había ocurrido todo. "Estábamos charlando sobre mis últimas vacaciones a Turquía y estaba distraída. No fue hasta que entré en mi coche y me miré las uñas que pensé 'qué narices ha hecho'. Me dio tanta rabia que me fui al salón de mi tía a que me hiciera las cejas. Ella, que también es manicurista, alucinó".
La tía de Emma, Angela Blemmings, consiguió arreglarle el desaguisado. No sin antes compartir con el mundo entero una foto de esas uñas en Facebook, acompañándolo de un importante mensaje: "Esto es lo que le pasó a mi cliente cuando fue a un salón diferente sin investigarlo antes. No podía creer lo que veían mis ojos y por eso hice esta foto. Le han cobrado 35 libras por esto".
Lo cierto es que parece que le han pegado unas uñas postizas gigantes encima de las suyas propias, cubriendo toda la piel de alrededor. Lo más difícil de hacerse una manicura debería ser escoger el color. Ya sabéis, decidir si prefieres un nude muy clásico o arriesgar con alguna locura metalizada. Pero para ella lo peor fue verse las manos al terminar.
Fotos | Unsplash, Angela Blemmings.
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