No he conocido muchas mujeres a quienes no les gusten los tacones, aunque sí a muchas que han renunciado a ellos por el terrible dolor que les producen. Yo misma he ido disminuyendo el tamaño del tacón, aunque nunca podría andar sin ellos: su ausencia completa también me duele. Ante el dolor, no es mucho lo que se puede hacer: una alternativa es escuchar lo que nos dice el cuerpo y cambiar de calzado. ¿Es que hay algo más que se pueda hacer?, me preguntaréis. Claro que sí: operarse los pies.
La idea no es nueva, Carolina ya hace tiempo nos contó de las almohadillas que usan las famosas para aguantar los tacones en las largas horas de las alfombras rojas. La cirugía consiste en hacer esto de forma permanente, reforzando las almohadillas grasas de los pies, el acolchado natural, con grasa que proviene de una pequeña liposucción del vientre, por ejemplo. El procedimiento se realiza con anestesia local y dura solo una hora, aunque no necesariamente es permanente: la grasa podría ser absorbida por el cuerpo.
La verdad es que yo no sé si haría algo tan drástico solo por usar tacones. Me gustan, son sexys y a veces son capaces de transformar un look, incluso de mejorarme el ánimo. Ahora que hay tantos tipos de bonitos zapatos, ¿por qué exigirle más a mi cuerpo de lo que puede dar?
Imagen | Christian Lendl
En Arrebatadora | Cuidado con la altura de tus tacones