Esta mañana en el Kirei Institute de Madrid – la joya de la corona mejor guardada de Germaine de Capuccine, dirigida por Sonia Garcinuño -, tuvo lugar la presentación, por todo lo alto, de una nueva crema que ha nacido para revolucionar la cosmética como se concebía hasta la fecha.
El lanzamiento de su The Cream GNG coincide con un momento de oro para la marca, ya que durante todo el 2014 han ido realizando importantes actos con motivo de la celebración del 50 aniversario de la misma.
Ana Latorre, jefa de producto, nos contó que para esta joya cosmética habían procurado recrear todo el universo relacionado con el mundo de la alta joyería, haciendo gala de creatividad y cuidando al máximo todos los detalles, desde la fórmula hasta el packaging.
Para lo cual, todo el equipo que forma la gran familia de Germaine de Capuccine había trabajado con minuciosidad, seleccionando las materias primas entre las más nobles, e investigando con esfuerzo y dedicación, porque a la hora de emprender este proyecto, todos coincidieron en reconocer que la clave del éxito consistiría en la capacidad de ilusionar y emocionar de la que fueran capaces.
Así que al poder antiedad del nuevo producto, con sus propiedades organoleóticas, querían añadir también la experiencia sensorial cuidando mucho los elementos visuales, y los códigos cromáticos y aromáticos.
¿Cómo? Pues utilizando una fragancia tan discreta como elegante, con acordes de rosas, lilas, ylang-ylang, cedro y ámbar sintetizada en una textura fresca, capaz de evolucionar sobre la piel, nutriéndola en profundidad.
Y utilizando el oro que todos asociamos con el lujo en el tapón de un tarro de vidrio de formas ergonómicas que parece ajustarse a la perfección a la cuenca de nuestra mano, protegido por un packaging que recuerda la forma de una bombonera dorada envuelta, a su vez, en papel de seda dorado.
Inmaculada Vivó, directora técnica de los laboratorios Germaine de Capuccine nos explicó a los numerosos medios allí congregados que para recuperar el pasado de la piel, revirtiendo el proceso cutáneo, era imperativo estudiar muy bien los genes, para poder dar paso a la revolución genómica.
Desde el descubrimiento del genoma humano en el 2004, nos hemos enterado de que existen la friolera de 27.000 genes. El paso del tiempo deja huella en nuestra piel porque nuestras células envejecen. Para prevenirlo la investigación cosmética se ha inspirado en la ciencia de la genómica, centrada en el estudio de los genes, responsables de regir las células.
Basándose en este descubrimiento, Germaine de Capuccini ha llegado hasta la intimidad de los genes para dar marcha atrás en el tiempo a través de una acción multigénica, con la pretensión de revertir el envejecimiento de las células.
The Cream GNG ha sido formulada con un cóctel de principios activos entre los que destaca un extraordinario complejo compuesto por activos de origen vegetal de acción multigenética. Este complejo, al que han llamado Genage Confidant, activa el gen de la telomerasa – que es una enzima cuya función es añadir al cromosoma los fragmentos de ADN que el telómero pierde en cada división celular.
Una explicación un poco complicada que viene a decir que es capaz de reducir la actividad de los micro ARN que bloquean la síntesis del colágeno y de la elastina, permitiendo que la célula madre restaure su matriz envejecida.
¿Cómo os habéis quedado? Yo reconozco que con la boca abierta. Sobre todo cuando me enteré del precio de la cremita: 220 euros (50 ml). Claro que el tratamiento es para pieles secas o muy secas.
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