Probamos el sérum magistral de Ella Baché

Hace poco más de un mes cayó en mis manos este serum magistral de la marca Ella Baché, una marca no muy conocida pero que en realidad tiene mucha historia a sus espaldas ya que su fundación data de 1936 de manos de una farmacéutica que dio nombre a esta línea.

Se trata de un sérum corrector tisular (luego os comentaré a qué se refiere exactamente) que ayuda a regenerar la piel, mejorar su aspecto y corregir las marcas, cicatrices y manchas producidas por el sol, así como ayudar a hacer menos visibles los primeros signos de envejecimiento.

Los sérums en general me parecen un indispensable para el cuidado del rostro , principalmente porque tienen mayor concentración de principios activos que una crema normal y a partir de ciertas edades y condiciones de piel aportan un extra más que necesario, siendo mis favoritos los de base acuosa ya que permiten utilizarlo a diario sin aportar grasa

Del sérum del que os vengo a hablar hoy he de reconocer que le he encontrado unos cuantos puntos interesantes tras varias semanas de prueba, aunque primero analicemos algunas de las características que nos ofrece.

Se trata de un serum tisular, o dicho de otra forma, actúa a nivel de fibroblastos que son las células encargadas de sintetizar las fibras de nuestro tejido, aportando firmeza y evitar (en cierta medida) su posible destrucción. Para ello cuenta con una concentración denominada Tissulex al 14% con principios activos como el C-Age y el extracto de Kopara y Silanol, enfocados a actuar sobre los fibroblastos de la piel.

Mi experiencia

Como muchos otros sérums éste viene presentado en un frasquito de cristal negro con gotero, es un sistema muy práctico,ya que de esta forma podemos controlar mejor la cantidad deseada. Es de base acuosa por lo que se trata de un serum de rápida absorción, no deja rastro de grasa y además posee un ligero aroma a cítricos, nada molesto.

El primer día que me le apliqué en el rostro sentí un ligero resquemor así que lo primero que hice fue dirigirme a un espejo para mirar si mi piel se estaba enrojeciendo ya que eso es lo que me suele pasar cuando siento un escozor y más sabiendo que mi piel no tolera demasiadas cosas, pero mi sorpresa fue que no había ni gota de una rojez, pasados unos minutos la sensación fue desapareciendo y al cabo de unos días la sensación iba siendo menor a la hora de aplicármelo hasta el punto de no notar ninguna sensación incómoda.

Lo que más me sorprendió de este sérum fue su capacidad para producir luminosidad desde el minuto cero, una luminosidad de piel sana, natural, nada de engaños con iridiscencias que encontramos en muchos sérums o cremas cosa que no puedo soportar en un producto de tratamiento. He de añadir que mi piel es muy fina no sé si en una piel más gruesa coseguiría el mismo resultado.

Viendo el interesante resultado que había conseguido en mi piel llegó la hora de mirar sus ingredientes: ¡oh Dimethicone!, una silicona habitual en algunos productos de belleza, aunque también es cierto que el producto no contiene parabenos ni propylene glycol (un derivado del petróleo), ni OGM (organismos genéticamente modificados).

Antes de que se haya absorbido por completo me aplico la crema hidratante y a continuación la base de maquillaje, pues bien, aquí noto mucho la diferencia de cuando me aplico la crema y la base sin el sérum principalmente por esa capacidad tan buena de producir luminosidad. Otro punto a su favor es que la piel se encuentra jugosa, elástica, suave, sin sentir sensación de piel grasa en ningún momento.

No quita manchas ni desaparecen, sobre las arrugas tampoco espero milagros de un cosmético, ya que en esos casos habría que pensar en otros tratamiento como el láser o rellenos de vitaminas, pero dentro de lo que podemos pedir a un cosmético este serúm me ha encantado (sin siliconas mejor por supuesto).