Si crees que sigues una dieta saludable para bajar de peso pero aun así los números de la báscula no se mueven (¡o se mueven hacia arriba!) quizás es porque tienes algunos malos hábitos que te hacen engordar. Es posible que no seas consciente de ellos, o que incluso los veas como algo positivo pero en realidad no sean así.
Muchas veces, por falta de información o por exceso de ella (lo que llamamos ahora "infoxicación") adquirimos malos hábitos que nos pueden pasar factura a largo plazo. Te presentamos algunos de los más comunes, para que los identifiques y puedas eliminarlos de tu día a día.
Te saltas comidas creyendo que esto te hará perder peso
A pesar de que estás hambrienta, prefieres saltarte comidas para perder peso de forma rápida: uno de los grandes errores que cometemos cuando nos ponemos a dieta. Creemos que tenemos que comer menos, cuando realmente lo que tenemos que hacer es comer mejor. Si tienes hambre (hambre físico, no hambre emocional), come comida: el hambre físico o fisiológico es una señal de tu cuerpo, así que no conviene ignorarla.
No tienes por qué hacer cinco comidas al día, aunque esto sí te servirá para llegar con menos hambre a las comidas principales y a ordenar tu dieta. Lo básico es que, independientemente del número de comidas que hagas, ingieras alimentos y no productos: te ahorrarás grasas no deseables y azúcares añadidos.
Haces una dieta detox a base de batidos
Pasar una semana a base de zumos o batidos exclusivamente te hace perder peso, pues claro: estás ingiriendo una cantidad muy por debajo de las calorías que necesitas a diario y, además, en forma líquida, con lo que vas al baño mucho más de lo habitual. El problema es que lo que estarás perdiendo en mayor medida serán líquidos, no grasa, y que corres el riesgo de no tomar los suficientes nutrientes durante esos días.
A esto le podemos añadir el efecto rebote de volver a introducir en tu dieta los alimentos habituales después de haber pasado X días solo a base de zumos. No necesitas una dieta detox: para desintoxicarte ya tienes tus riñones y tu hígado que, si funcionan correctamente (que suele ser lo habitual) ya trabajan para ello.
Hace mil horas de cardio (y nada más) en el gimnasio
Llegas al gym y pasas de la cinta a la bicicleta, de allí a la elíptica y, para rematar, una clase de spinning. Todo cardio, ni un minuto de ejercicio anaeróbico. Puede que durante las primeras semanas esto te funcione bien, pero con el paso de los días te das cuenta de que necesitas mucho más esfuerzo para seguir bajando de peso.
Y es que el ejercicio aeróbico provoca adaptaciones en nuestro organismo: en pocas palabras, cuanto más lo practicamos, nuestro cuerpo se hace más eficiente, lo que significa que poco a poco gastará menos energía para realizar el mismo trabajo. ¿Qué podemos hacer frente a esto? Incluir sesiones de ejercicio anaeróbico (trabajo de fuerza con pesas o con nuestro propio peso corporal) y probar el entrenamiento por intervalos.
No duermes ni descansas bien
Uno de los tres pilares del fitness, junto con el entrenamiento y la dieta, es el descanso. Y es que no se trata solo de dormir, sino también de descansar para que nuestro cuerpo pueda seguir funcionando correctamente al día siguiente.
Dormir mal o dormir menos horas de las que necesitamos puede provocar cambios en nuestra flora intestinal y favorece la ingesta de alimentos de baja calidad. Además, sueño y dieta se retroalimentan: una dieta saludable repercute en un mejor descanso nocturno. ¡No subestimes el poder del sueño!
Tus snacks son de comida ultraprocesada en lugar de alimentos
Te entra hambre a media mañana o a media tarde y ¿qué tomas? Es muy posible que eches mano de barritas de cereales, tortitas de arroz, refrescos azucarados o, en el peor de los casos, gominolas o aperitivos salados para matar el gusanillo. Este tipo de productos ultraprocesados no solo no te quitan la sensación de hambre, sino que suelen ir cargados de azúcares añadidos y aceite de palma.
Opta por comer alimentos en lugar de productos, también a la hora de picar algo. Una pieza de fruta (una manzana o un plátano se lleva perfectamente en el bolso y es fácil de comer delante del ordenador), una bolsita de frutos secos (¡no fritos ni salados!) o un batido que tú mismo te prepares (batido y no zumo: que lleve la fruta entera) son buenas opciones saludables para cuidar nuestra alimentación y no sumar kilos de más.
Cuidas tu dieta entre semana, pero te pasas con el alcohol el finde
En general tendemos a subestimar las calorías que ingerimos por medio de las bebidas, ya sean estas refrescos azucarados o bebidas alcohólicas. Hay muchas personas que son capaces de llevar una dieta saludable de lunes a viernes pero que desfasan de una manera increíble el fin de semana (muchas veces como "premio") a base de comida rápida y, sobre todo, de alcohol.
Debemos tener presente que el alcohol son calorías vacías de nutrientes y que además, realizan un gran aporte calórico (7 kilocalorías por gramo, más que las proteínas y los carbohidratos) sin aportarnos saciedad. Eliminar el alcohol es uno de los primeros pasos a la hora de perder peso.
Crees que pasar una hora en el gimnasio es suficiente
Al igual que subestimamos las calorías que ingerimos, tendemos a sobreestimar las calorías que gastamos en nuestro entrenamiento. Nos fiamos demasiado de las pulseras cuantificadoras o de los contadores de calorías de las máquinas de cardio, que no suelen ser demasiado acertados. Y, lo peor de todo: creemos que por pasar un rato en el gimnasio cada día podemos pasar el resto del día sin apenas movernos.
Además de integrar en nuestro día a día el entrenamiento, también debemos movernos más en nuestra vida diaria. Resolver una mala dieta con ejercicio es muy difícil: somos muy rápidos ingiriendo calorías y requiere mucho más esfuerzo deshacernos de ellas. Llevar una vida activa, moviéndonos lo más posible (caminar, subir escaleras, cambiar el coche por la bicicleta, jugar con nuestros hijos, primos o sobrinos, pasar menos tiempo frente a la televisión o el ordenador), junto con una dieta saludable es la mejor solución para deshacernos de esos kilos de más.
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