En invierno pecamos de no darnos la hidratación necesaria en todo nuestro cuerpo. Muchas veces por falta de tiempo, por el frío o por que no lo vemos necesario hacerlo en esta época. Pero para que estas zonas no amarilleen y se mantengan en perfecto estado el cuidado ha de ser casi a diario. Zonas rugosas, cuidados extras.
Estas zonas se resecan con mucha más facilidad que las otras zonas cutáneas, tienden a estar siempre más secas y la piel es mucho más gruesa. Al tacto está dura y no queda muy bien esteticamente llevarlas descuidadas y con zonas resecadas.
Talones. Frotar cada día con piedra pómez y aplicar crema específica para los talones ya que suelen llevar un extra de hidratación y nutrición. Poner los pies a remojo en agua templada jabonosa durante 5 minutos y a continuación quitar las durezas, aplícate la crema, pónte calcetines de algodón y déjatelos toda la noche para dormir.
Codos. Una parte que incluso en invierno podemos enseñar habitualmente a los demás. Una vez por semana hazte un pequeño peeling y una idea muy buena es echarte los restos de las cremas que se te quedan el las yemas de los dedos cuando te estas cuidando la cara o los ojos. Si se resisten prueba a humedecerlos con aceite de oliva templado o con aceite de almendras, se hidratarán por completo.
Rodillas. Masajear esta zona en la ducha con un guante de crin, mejor si ya llevamos un rato bajo el agua. Al salir mimarlas con crema hidratante y si tenemos tiempo una mascarilla a la semana de las especiales para pieles secas.
Estas son las zonas más propensas a estar rugosas, pero cada mujer es un mundo ya que hay zonas que se pueden poner excesivamente secas, como son las manos (palmas y nudillos), los tobillos o la zona de los glúteos.
Imagen | Mzelle Biscotte