Es oficial. Después de muchos rumores, el Palacio de Kensington ha confirmado en un comunicado oficial que los duques de Sussex se mudan definitivamente de Nottingham Cottage. Lo que significa que el príncipe Harry y Meghan Markle no vivirán puerta con puerta con el príncipe William y Kate Midleton. Además, quieren hacerlo antes del nacimiento de su primer hijo, previsto para primavera de 2019.
Estaba planeado que se trasladaran a un apartamento de dicho palacio, que lleva meses en obras. Sin embargo, el lugar escogido para abandonar la pequeña cabaña de dos habitaciones, que ha sido su hogar desde que se comprometieran, es Fromgore Cottage. Una lujosa residencia ubicada dentro de la hacienda real de Windsor donde tendrán como nueva vecina a la reina Isabel II, que les ha cedido el terreno. Este es un lugar ya conocido por los novios porque fue donde se hicieron las fotos oficiales del compromiso y se celebró la fiesta tras su boda.
Una casa de dos plantas entre cuyas instalaciones se encuentran diez habitaciones, una guardería, un gimnasio y una sala para hacer yoga (disciplina a la que Meghan es aficionada). Por no hablar de la abundante vegetación que la rodea. Nada más y nada menos que 133.000 metros cuadrados verdes con enormes acres.
Por supuesto, la rumorología se ha puesto en marcha. Como motivo de este cambio repentino se habla desde tensiones entre los hermanos y las concuñadas, que serían de caracteres muy diferentes y no se llevarían bien... Hasta los que aventuran que Doria Ragland, madre de Meghan, será la niñera del bebé y necesitan una casa adosada para ella. También se han apuntado otras teorías como que Markle no quiere que su hijo crezca en la “jaula dorada” del palacio de Kensington. Aunque la verdad es que, de momento, no se ha podido confirmar nada y todo proviene de fuentes anónimas supuestamente cercanas a la pareja.
Lo que sí supone un paralelismo curioso con los que serán sus nuevos inquilinos es que Fromgore Cottage fue la finca en la que residió Walli Simpson como duquesa de Windsor, la otra americana de la familia real británica, y por la que Eduardo VIII abdicó en 1936. Esperemos que, en esta ocasión, la historia no se repita.
Foto: Gtres
