Tras la solicitud presentada por Britney Spears para que su padre pusiese fin a su tutela, parece que se asoma el principio del fin: Jamie Spears ha dimitido y dejará de ser el guardián legal del patrimonio de su hija, alegando no poder afrontar la presión pública que se ha generado contra su persona.
Por desgracia, no piensa abandonar inmediatamente: "Quiero que sea una transición ordenada para el nuevo tutor", ha explicado ante el Tribunal Superior de Los Ángeles, asegurando que lo hará en cuanto se resuelvan varios asuntos pendientes en los tribunales.
Jamie Spears, que asumió este papel en 2008 después de que la artista sufriese un ataque psicótico, llegó a controlar durante 13 años todos los aspectos de su vida. Ahora, delega así su función a otra persona, lo que no anularía por completo la tutela de ésta.
La renuncia llega un mes después de fichar a Mathew Rosengart, nuevo abogado de la artista. "Nos complace que el señor Spears y su abogada hayan admitido que debe dejar su puesto. Es una reivindicación para Britney y un paso más para hacer justicia", celebró el letrado en un comunicado.
Rosengart ha asegurado que continuarán con la tediosa investigación sobre la conducta de Jamie Spears durante más de una década, recibiendo supuestamente millones de dólares de la herencia de su propia hija y despilfarrando cantidades injustificadas. En concreto, ha estado cobrando más de 13.400 euros mensuales por ser su tutor.
Éste último punto fue uno de los argumentos que Britney denunció el pasado 23 de junio, cuando se animó a alzar la voz y su testimonio recorrió medio mundo tras hablar de "tutela abusiva" y confesar ante una jueza que su padre debería estar en la cárcel... El fin de la batalla legal podría estar muy cerca.
Fotos | @britneyspears
