Aunque los Oscar siguen siendo los premios de cine más famosos y los más mediáticos gracias a Hollywood y su poder, lo cierto es que la academia lleva años intentando atrapar a nuevas audiencias, pero su estrategia se queda corta. Hace años eran lo más interesante y la vara de medir mejor considerada del cine. Ahora la taquilla manda y las plataformas de streaming han puesto sobre la mesa otras necesidades de las nuevas generaciones y, entre ellas, no está la de ver una gala ni fiarse de unos premios que huelen a boomer.
La Academia y sus miembros, ¿representan a los zetas? Empezamos por las personas que deciden cuáles son las mejores películas del año, los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMPAS). La organización, con más de 10.000 miembros profesionales de la industria cinematográfica, suponen una representación de actores, directores, guionistas, productores, diseñadores de vestuario y casting, ejecutivos, maquilladores y peluqueros, músicos y un largo etcétera que votan para elegir a los ganadores, pero la membresía es por invitación.
Para entrar a formar parte, debes estar nominado por dos miembros actuales de la Academia, o como explica nuestro compañero de Sensacine, Alejandro G. Calvo, haber sido nominado en alguna categoría en años anteriores. Un crítico de cine, por ejemplo, no vota para los Oscar a pesar de su profesión. El Comité de Membresía de la Academia revisa las nuevas propuestas y decide si entras o no, como si fuera un club privado. No hay datos oficiales de quiénes forman parte, pero dudo que la representación de los zetas en la Academia sea similar al 25% de la población mundial que son.
La evolución de los premios durante la última década es un intento politizado de diversidad. Históricamente, la Academia ha sido criticada por escasa diversidad, su falta de representación de mujeres, de personas de diferentes razas y de minorías que forman parte de la sociedad diversa en la que vivimos. En un intento por arreglar esta situación, en 2020 la Academia cambió los criterios para considerar la nominación a Mejor Película “para fomentar una representación equitativa dentro y fuera de la pantalla” con el objetivo de “reflejar mejor la diversa población global". Estos cambios responden al miedo de la Academia a quedarse atrás después que en 2015 se creara el hashtag #Oscarssowhite.
Como explican desde la Academia, los grupos subrepresentados -mujeres, grupos raciales y étnicos, LGBTQ+ y personas con discapacidades- deben participar en dos de sus cuatro estándares: actuaciones y tramas en pantalla, puestos de liderazgo, desarrollo de audiencias y/o que existan aprendizajes, prácticas y formación remunerados para dichos colectivos.
Los premios Oscar tienen cada vez menos audiencia. La crisis de imagen sufrida, hizo que en 2021, por ejemplo, la gala registrara la peor audiencia de su historia con una caída del 58% de espectadores y en 2024, consiguieron 19,5 millones de espectadores en directo su mayor audiencia televisiva en Estados Unidos en cuatro años. La Academia se esfuerza y aún así, los datos están por debajo de los que tenían antes de la pandemia con 23,6 millones en 2020. Puede que se deba a la caída del consumo de la televisión tradicional y a que la gala de los Oscar, como explicaba la periodista de cine Linda Cruz, “es una entrega de premios que tampoco puede reinventarse mucho. Quienes hemos cambiado los hábitos de consumo somos nosotros”. El hecho de que bajen las audiencias “es un factor que va más allá de la inclusión y obedece a otros factores de industria”. Como el consumo de la Generación Z.
Aunque es complicado saber el porcentaje de zetas que ven los Oscar, lo que sí está claro es que la audiencia de las galas de premios ha disminuido en los últimos años entre los espectadores más jóvenes, ya que que la Generación Z tiende a consumir su contenido fuera de la televisión y usando las redes sociales y las plataformas de streaming. Quizá el interés aumentaría si hubiera películas o actores que les representen entre los nominados, pero la media de edad de los ganadores dice lo contrario: es de 47 años.
Para lo que servían los Oscars hace años Vs. para lo que sirven en 2025. Calvo apuntaba que hasta hace unos años, las nominadas a mejor película no siempre eran las mejores películas del año por la falta de diversidad. Y hasta cierto punto las nominaciones a los Oscar consiguen que descubramos películas menos conocidas, como lo es ‘Aún estoy aquí‘. Y permiten que se produzcan hechos históricos como cuando Michelle Yeoh se convertía en la primera mujer asiática en alzarse con el Premio a Mejor Actriz por la película ‘Todo a la vez en todas partes’.

Pero hay algo que no hemos tenido en cuenta y es que ahora los premios Oscar no son necesarios para visibilizar una película, ni para acercarnos a nuestros ídolos, porque las redes sociales hacen ese trabajo. Explicaba Enrique Figueroa, periodista especializado, que internet ha cambiado esto. “Ahora puedes ver los avances de las películas en cualquier momento. En las redes sociales puedes tener cierta cercanía con las celebridades y demás gente de la industria. Ya no hay un sentimiento de exclusividad en la transmisión de los Oscar como sucedía en el pasado”.
Como apunta acertadamente Calvo en la entrevista en The Wild Project, “estamos en un momento de saturación de contenido”. Y quizá por eso la Generación Z no ve los premios Oscar como una recomendación a seguir porque para ellos, las recomendaciones que les sirven no vienen de una Academia de hombres y mujeres elegidos a dedo. Vienen de creadores de contenido que se aproximan más a sus realidades y que recomiendan sin politizaciones, ni estándares que fuercen una inclusión a medias y dejen fuera otras cosas.
¿Es una diversidad e inclusión real? ¿Los movimientos de la Academia van de la mano de los cambios que vivimos como sociedad? Con las medidas tomadas, parece que los Oscar dan por hecho que la mejor película tiene que ser, sí o sí, diversa en alguna de sus formas, pero ¿es acaso la excelencia cinematográfica eso? Puede que sea un falso avance que deja fuera otras cosas como que solo cinco de las diez películas nominadas a los Oscar pasan el test de Bechdel o que ‘Anora’ no contó con un coordinador de intimidad en el set. Puede que esa inclusión no responda a lo que es una buena película y solo al mero hecho de la inclusión en sí, como demuestran las 13 nominaciones de ‘Emilia Pérez’ que debido a la cancelación de Karla Sofía Gascón por sus tuits y otras tantas noticias que nada tienen que ver con ella, se ha convertido en la más nominada y también la más polémica, pero ¿es acaso la mejor película o nos han convencido a golpe de nominaciones de que lo es? En esto ya entra la opinión de cada uno. Desde mi punto de vista, no lo es.
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2 comentarios
rubico
La generación x también pensamos eso...
larrycapi
Estoy seguro que esto trasciende a mas de una generación en especifico viendo como la turba woke se esfuerza a que los Oscars cada vez sean un meme que premia la mediocridad con las nominaciones injustificadas de emilia perez