Nuestra alimentación sigue estando rodeada de mitos o de ideas que ya han sido descartadas, pero que se han quedado en el conocimiento popular y son difíciles de desterrar. Esto afecta especialmente al mundo de las dietas. Y es que aquí ya no solo influyen las creencias populares, sino también los intereses económicos que alimentan estos mitos y desinformación.
Por ello, si queremos cuidar nuestra salud y, en consecuencia, nuestro peso, es importante que sepamos qué verdades y mentiras hay al respecto. Estas son algunas de las cosas más importantes que necesitamos saber sobre las dietas.
Mitos y verdades sobre las dietas y a alimentación
1. Hay un límite de piezas de fruta que podemos comer (falso)
La fruta es uno de esos alimentos con los que existen numerosos mitos: que si es mejor no comerla por la noche, que si no deberíamos pasarnos de cinco piezas, etc. La realidad es que la fruta no es ni debería ser una preocupación en nuestra alimentación.
La fruta es un alimento perfectamente saludable y aunque contiene fructosa, tiene una cantidad muy baja de azúcares libres. Si comemos la fruta entera, con toda su fibra, esta ayudará a metabolizar la fructosa de manera lenta y no se absorbe el azúcar como lo haríamos si fuera libre.
Además, el masticado de la fruta hará que nos saciemos antes y reducirá la cantidad que comemos y el hambre que sentimos. En definitiva, una dieta que cuide nuestra salud y nuestro peso incluirá un mayor consumo de fruta - y menor de otros alimentos menos saludables -. Eso sí, mejor entera y masticada.
2. Para perder peso hace falta conseguir un déficit calórico (verdadero)
Efectivamente, hagamos lo que hagamos, no podremos perder peso si no conseguimos un déficit calórico. Es decir, solo perdemos peso cuando gastamos más calorías de las que consumimos. La realidad es que conseguir esto solo con ejercicio es complicado si no cuidamos nuestra alimentación y regulamos las calorías que consumimos - además de la calidad de las mismas -.
3. Beber agua con limón nos ayudará a adelgazar (falso)
¿Cuántas veces hemos escuchado que un vaso de agua con limón en ayunas nos ayuda a perder peso? Da igual cuantas hayan sido porque, por mucho que se repita una mentira no pasa a ser verdad. Consumir una mayor cantidad de agua puede ayudarnos a perder peso, pero no tiene nada que ver con el limón, sino con el consumo de agua.
El agua nos ayuda a mantenernos más saciados y a reducir la ingesta de calorías que hacemos, pero solo si la tomamos en sustitución de otras bebidas calóricas. En definitiva, no hay milagros aquí. Si tomamos un vaso de agua con limón en ayunas y después nos alimentamos con comida rápida y consumimos bebidas alcohólicas y calóricas, seguiremos ganando peso.
4. Hay que comer de todo (falso)
Una de las frases más repetidas es que "hay que comer de todo en moderación". La realidad es que no. Para estar bien nutridos no hace falta comer de todo y tampoco para perder peso. Nuestro cuerpo no necesita alimentos ultraprocesados, ni azúcares añadidos, ni grasas saturadas. Tener una dieta variada no significa eso, sino que sigamos una alimentación que incluya vegetales variados, legumbres, semillas, frutas, cereales enteros e integrales, etc., de manera que consigamos todos los nutrientes que necesitamos.
5. No todas las calorías son iguales (verdadero)
Una caloría es una caloría, pero la verdad es que no son iguales 100 kcal procedentes de vegetales que 100 kcal procedentes de una pizza. Y es que los nutrientes que nos aportan los alimentos también son muy importantes. Por ejemplo, cuando tomamos un refresco azucarado, estamos consumiendo una gran cantidad de calorías, pero sin ningún nutriente. Esto es lo que se conoce como calorías vacías. Por ello, independientemente de las calorías, tendríamos que consumir alimentos que nos aporten buenos nutrientes.
6. Las dietas milagro no funcionan a largo plazo y puede afectar a nuestra salud (verdadero)
Las dietas milagro son la gran leyenda de la alimentación. Y es que no solo a nosotros nos encantaría que existiera una solución milagrosa para mantener un peso saludable, sino que mueven dinero e intereses. De manera que todavía siguen entre nosotros. Pero la realidad es que no funcionan - si hubiera un milagro de verdad todos los seguiríamos -.
Pueden hacernos perder peso momentáneamente debido a los restrictivas que son, pero no a largo plazo. Es más, la realización habitual de dietas está relacionada con un mayor peso corporal. Y, por el camino, ponemos en riesgo nuestra salud.
7. Es necesario hacer cinco comidas al día (falso)
La teoría es que, para perder peso de manera saludable, no deberíamos saltarnos ninguna comida. Es más, se supone que tendríamos que hacer cinco comidas. La realidad es que lo que no deberíamos es pasar hambre, pero no hay necesidad de hacer cinco comidas.
Lo importante es que aprendamos a reconocer nuestras sensaciones de hambre y saciedad, que sigamos una alimentación saludable cuyo foco sea el cuidado de nuestra salud.
8. Es importante evitar ultraprocesados, azúcares añadidos y grasas saturadas (verdadero)
Algunos de los alimentos que más nos gustan en el mundo son ultraprocesados y contienen azúcares añadidos y grasas saturadas. Sin embargo, son los principales alimentos que deberíamos evitar en cualquier estilo de alimentación saludable y para cuidar nuestro peso.
Y es que estos alimentos no solo están relacionados con un mayor índica de obesidad, sino que también podría incrementar el riesgo de padecer diabetes tipo 2 e, incluso, aumentar el riesgo de fallecimiento por todas las causas.
9. Los productos light nos ayudan a perder peso (falso)
Los productos light son uno de los que más polémica levantan. Los podemos encontrar en todas partes y son algunos de los productos a los que solemos acudir cuando queremos perder algo de peso. Sin embargo, se trata de un mito. El consumo de alimentos light no solo no nos ayuda a perder peso, sino que puede afectar a que ganemos todavía más y no nos ayuda a cuidar nuestra salud.
Estos productos tienden a contener muchos edulcorantes y, en algunos casos, más grasas, para que sigan "sabiendo bien". Esto puede provocar cierto deseo de comer todavía más dulce. El uso de edulcorantes se ha relacionado con un aumento de la sensación de hambre por lo que podría influir en que comamos más.
Además, precisamente la idea de que un producto sea más ligero y que "no nos hace engordar" puede provocar que acabemos comiendo más porque es "light" y al final consumamos más calorías.
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