A la vuelta de mi fin de semana en la montaña no esperaba encontrarme tan gratas sorpresas de lunes. Una vez más, Maggie Gyllenhaal, a la que no solemos mencionar el resto del año, porque no destaca para mal ni para bien, da el campanazo con un perfecto look de estreno digno de mención por lo inusual de su elección.
Siguiendo con su gira promocional de The Dark Knight que la está llevando por todo el mundo de la mano del guapo Christian Bale, al que acompaña su mujer, por aquello de no dejarlo solo ante el peligro, que mucho superhéroe pero contra las fans no hay disfraz que valga, esta vez tocaba parar en el país del sol naciente.
Para la rueda de pernsa celebrada en la capital nipona, Maggie elegía un estupendo vestido de encaje en color naranja fluorescente, una versión algo modificada de un modelo de alta costura del diseñador francés Jean Paul Gaultier para el invierno 2008, presentado hace escasas semanas en París.
El vestido, hasta la rodilla, y sumamente trasparente, lo combinaba con unos peep toes negros de pulsera cruzada, y una especie de faja y bandeau, en color carne.
Un apuesta arriesgada pero de resultado más que gratificante.
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