Están emitiendo un spot muy cuco en televisión de un padre que ayuda a que el puesto de pulseras de su hija se convierta en trending topic desde su coche. Pero, por muy mono que nos parezca todo el asunto ¿no es mejor que nuestros hijos aprendan a desenvolverse por sí solos? Un puesto de pulseras o de limonada puede ser mucho más que una manera de ganarse un dinerillo en verano.
1.- Reforzará sus conocimientos en matemáticas.
Si quieren que el negocio vaya viento en popa (o simplemente, vaya) tendrán que aprender a sumar, restar y multiplicar con rapidez para atender a sus clientes. Y si ya saben, será una forma estupenda de darle un buen repaso a las tablas y mejorar su velocidad de cálculo.
2.- Aprenderán lo duro que es trabajar y el verdadero significado de la palabra negocio.
Especialmente la diferencia que hay entre beneficios, ingresos y gastos y que ganar dinero cuesta mucho más que todo ese esfuerzo: hay que invertir en una materia prima, pagar unos impuestos (no sería la primera vez que la policía desmantela un puesto callejero, ¿no?) y restar una serie de gastos imprevistos. Y al final de la jornada, después de servir muchas bebidas, los beneficios no son tantos como los ingresos.
3.- Les enseña a valorar el dinero y ahorrar.
Ganar su propio dinero les permitirá decidir sobre sus propios gastos y tomar decisiones sobre en qué invertir o no. Y también se darán cuenta de lo mucho que cuesta ganarlo, así que no lo gastarán alocadamente y tenderán más a ahorrar.
4.- Intenta siempre hacer lo mejor que puedas hacer.
Puede que la primera vez consigan engañar a algún incauto con una limonada hecha con polvos, pero esa será la primera y la última vez que lo hagan. También pueden empezar a hacer una limonada de calidad y, al ver la diferencia entre ingresos y gastos, decidir aumentar beneficios empeorándola. La consecuencia más lógica es que la gente deje de comprarte. Y lo mismo pasa con la vida.
5.- Es fundamental aprender a comunicarse… con todo el mundo.
Un puesto de limonada es un lugar al que van a acudir tipos muy diferentes de clientes. Es más: quizá ahora en verano haya turistas en la ciudad que no hablen el idioma. ¿Y qué mejor oportunidad para practicar otros idiomas o al menos perderle el miedo a chapurrearlos? Pero hay que saber ir más allá: lo mismo lo que le gusta a un tipo de cliente no le gusta a otro. Literalmente. Un puesto de limonada puede ayudar a tus hijos a aprender a detectar las necesidades individuales de los demás o a entenderles mejor.
6.- Da algo gratis.
Regalar, poner algo más de tu parte o añadir un extra es bueno para el negocio de la limonada... y de la vida. Una manera de garantizar la fidelidad de tus clientes y de demostrarles que tu objetivo es la excelencia.
7.-Mejora su autoestima y reforzará la confianza en sí mismos.
Eres independiente, tienes tu propio negocio, ganas tu propio dinero, ayudas a tus clientes y solucionas problemas. Razones todas ellas más que suficientes para sentirte bien contigo mismo, más seguro y más mayor.
Y para terminar: todo lo que le puedes enseñar tú.
Darles la oportunidad de lidiar con su propio negocio también es una oportunidad para que les des a tus hijos lecciones muy prácticas de vida. Especialmente que existen unas normas (de todo tipo, de higiene y salud, de movilidad, de seguridad...) que no nos podemos saltar, que también hay que pagar impuestos y todo lo que eso significa y conlleva, que para abrir negocios hay que pedir licencias y que no es lo mismo ser contratado que ser autónomo, que hay que ser previsor y contar con unos ahorros...
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