Para interpretar lo que nos rodea, los seres humanos a veces le otorgarmos características humanas al resto de elementos de nuestro entorno. Aunque algunas personas están más inclinadas a antropomorfizar que otras, es una forma común de percibir e interactuar con el mundo. Además, en el caso de los animales, nos ha ayudado a desarrollar empatía hacia ellos para protejerlos en una sociedad que no siempre lo ha hecho. Sin embargo, los expertos advierten de que no hay que pasarse al extremo contrario y empezar a tratar a nuestras mascotas como si fueran personas.
Se calcula que en España hay 7,5 millones de perros y noticias como que ya puedan entrar a Ikea o que renfe vaya a probar dejar viajar a aquellos de más de 10 kilos en sus trenes son la pruebas de que la cifra va en aumento y, con ella, los espacios dog-friendly también. Sin embargo, y aunque sea una maravilla que los podamos considerar uno más de la familia, hay que llevar cuidado con humanizar a los perros porque es un error y tiene consecuencias en la convivencia y en su bienestar.
¿Qué se considera humanizar a un perro?
Tal y como explican los expertos de la escuela de formación veterinaria Nubika, "humanizar a los perros significa atribuirles características exclusivas de las personas y tratarlos como si fueran humanos (actitudes, emociones, la forma de entender el mundo, el punto de vista, los gustos, los hábitos etc)". Así, comportarse con un perro como si este fuera una persona "impide satisfacer sus necesidades biológicas naturales porque se están ignorando para darle más importancia a lo que nosotros creemos que deben necesitar".
Algunas de las prácticas más comunes de la humanización de los perros, según los adiestradores caninos de Nubika, son las siguientes:
Disfrazarlos en carnaval o en Halloween: Aunque a los humanos nos resulta muy divertido, puede molestar a los perros. Aunque el animal no sufra ningún daño, tampoco recibe ningún tipo de beneficio con ello.
Darles comida de nuestro plato y sentarlos a la misma mesa: Hay que tener en cuenta que el animal no solo va a convivir con nosotros a lo largo de su vida. "Todos los perros tienen que conocer ciertas reglas básicas de comportamiento: si les das de comer en una mesa concreta, creerán que pueden comer en todas las mesas que se encuentren", dice el experto.
Ponerles ropa y complementos de moda: Aunque pueden necesitar cierto abrigo en ocasiones puntuales, por lo general, nuestros perros no necesitan salir vestidos a la calle.
Celebrar fiestas de cumpleaños: Para los especialistas de Nubiko, esta es una de las mayores señales de que estamos tratando a nuestro perro como a un niño. "Seguramente el animal se lo pase bien y disfrute de una latita especial de comida, pero no va a entender todo el jaleo a su alrededor".
Consecuencias de humanizar a los perros
Aunque algunas de estas prácticas son más inofensivas que otras, uno de los principales problemas de humanizar a los perros es no ponerles límites ni normas, puediendo presentar problemas de comportamiento tales como que no respete las reglas básicas de convivencia, se ponga agresivo si no consigue lo que quiere, sea muy miedoso, se asuste desmesuradamente y por cualquier cosa, no pasee tranquilo y tire de la correa o no obedezca ni siquiera a su dueño.
Y es que desatender las necesidades propias de la especie y tratarlos como si fueran niños puede, como detallan desde Nubika:
Desencadenar un comportamiento destructivo en el perro: La sobreprotección le impide relacionarse adecuadamente con otros perros. Al no contar con los estímulos necesarios, el perro se frustra y adopta conductas repetitivas o de destrucción. Por no hablar de la famosa ansiedad por separación.
Generarle estrés: El no ver satisfechas sus necesidades (jugar con otros perros, salir más al aire libre, correr suelto, etc.) pondrá al animal muy nervioso.
Problemas de socialización: si el animal está sobreprotegido, no aprenderá las normas de convivencia necesarias. Esto puede incluso implicar un riesgo para su seguridad, ya que, si no sabe caminar tranquilo por la calle, podría lastimarse o sufrir un accidente en un despiste.
Problemas de inseguridad: Los perros que aprenden conductas humanizadas no sabrán identificar las conductas naturales de otros perros y no serán capaces de actuar en consecuencia.
Más riesgo de padecer sobrepeso: Comen todo lo que quieren, pasean en carritos de bebés y no hacen todo el ejercicio que deberían.
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