Educar en igualdad es la meta, pero muchas veces caemos en los tópicos sexistas por mucho que queramos evitarlos. Simplemente al asociar determinadas cosas o adjetivos con un género u otro ya estamos incurriendo en ello. Y para entender mejor este tema os ponemos de ejemplo la forma que tiene George Clooney de describir a sus gemelos Ella y Alexander cuando le preguntaron en una entrevista.
Mientras que la pequeña Ella "es muy elegante y delicada. Tiene unos ojos preciosos. Se parece a Amal", el pequeño Alexander es descrito con adjetivos muy diferentes: "pesó un kilo trescientos gramos más que su hermana. Es un matón, un niño gordito" y "tiene la voz más ruidosa de la habitación".
Los comentarios son cariñosos, los típicos de cualquier padre orgulloso de sus dos hijos y por supuesto que no hay ninguna intención de hacer de menos a ninguno de los dos. Pero la verdad es que al usar este tipo de lenguaje con diferencias para niños y niñas estamos contribuyendo a perpetuar estereotipos. Estereotipos contra los que luchamos a diario y que no queremos que se sigan perpetuando.
Con solo cuatro meses, Ella destaca por ser elegante y delicada, mientras que su hermano Alexander recibe halagos por ser grande y ruidoso. Y aquí es donde subyace el problema, en cómo desde pequeño destacan unas cualidades que luego son a las que se aspira cuando te haces mayor.
Por supuesto nadie pretende ser sexista cuando utiliza estos adjetivos y términos para describir a un niño o una niña, pero es precisamente que tenemos tan asimiladas en nuestra cultura esas asociaciones con los dos géneros que terminamos fomentando ese lenguaje sexista. Aunque no nos demos ni cuenta.
Fotos| Gtres
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