Abril es el mes en el que se anuncia al ganador del Premio Nobel de Literatura, uno de los galardonas más antiguos de la institución. Así lleva ocurriendo más de un siglo, pero parece que este 2018 no será así.
Todo se debe a un escándalo sexual en la sede del Nobel, protagonizado por el dramaturgo y fotógrafo Jean-Claude Arnault, que ha desatado la furia del movimiento #MeToo con consecuentes renuncias y dimisiones.
¿Qué es lo que ha ocurrido?
El protagonista de este supuesto escándalo sexual tan mediático es Jean-Claude Arnault, un fotógrafo y escritor de teatro sueco. Está casado con Katarina Frostenson, académica y miembro del Nobel desde hace 26 años que goza de gran reputación y prestigio.
Jean-Claude Arnault lleva ya varios años levantando polémica en la sede académica y ha sido acusado de filtrar el nombre de los galardonados en tres ediciones diferentes y de recibir ayudas a su empresa por parte de la institución en la que trabaja su esposa, algo que rompe el voto de imparcialidad de la academia. Sin embargo, ha sido un escándalo sexual el que ha terminado por romper el silencio en el Nobel.
El pasado mes de noviembre Arnault fue señalado de abusos sexuales por parte de 18 mujeres diferentes, que aprovecharon el movimiento #MeToo para destapar este escándalo en el periódico Dagens Nyheter. Las supuestas víctimas reconocen todas que lo sucedido ocurrió en las mismas dependencias de la Academia Sueca, lo que pone en peligro la integridad del comité.
Con el estallido del escándalo, la academia decidió romper la relación privilegiada que tenían con Arnault mediante su mujer y encargar una investigación externa de lo sucedido. Hasta ahora, cuando las acusaciones han provocado la estampida de varios miembros de la comisión.
Renuncias y dimisiones: las protestas contra el acoso sexual ponen en peligro al próximo Nobel
Ante esta mancha en la reputación del Nobel, tres de los 18 académicos que componen el comité anunciaron su dimisión con carácter simbólico, invitando a otros miembros a hacer lo mismo para bloquear las elecciones de 2018. Estas presiones han empujado a dos miembros más a salir del comité. Pero también a Katarina Frostenson, esposa de Arnault a dimitir; y a Sara Danius, secretaria de la academia.
“Fue una componenda: dos mujeres fueron sacrificadas, una contra la otra. Es una lacra que no se puede lavar. ¡Y toda esta miseria por un acosador sexual!” -Per Wästberg, académico.
Esta fuga de cerebros de la mesa de decisiones del Nobel ha provocado una crisis como nunca antes en la sede, amenazando la elección del próximo Nobel de Literatura. Porque la asociación requiere de 12 miembros en activo, pero tras las renuncias solo quedan 11 académicos de los 18 originales.
De esta forma, el comité está incompleto y no puede hacer oficial su elección. Pero tampoco puede suplir los puestos, porque son vitalicios. Nos podríamos quedar sin Nobel en 2018 y todo debido a los supuestos abusos sexuales del cónyuge de una académica. No cabe duda ya del poder de repercusión que tienen las iniciativas #TimesUp y #MeToo para hacer caer hasta a los titanes. Ya ocurrió con Harvey Weinstein y ahora es el turno de una asociación con 117 años de antigüedad.
Fotos | Gtres.
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