Por la ciudad italiana, no pasaron desapercibidas las propuestas de uno de los diseñadores más representativos de esta pasarela, Giorgio Armani. El genio del diseño se decanta por vestidos confeccionados en su totalidad con cristal de Swarovski, faldas globo y los clásicos trajes de chaqueta, típicos de Armani. Todo acompañado de pieles ecológicas y zapato plano como complementos, este último detalle es una característica no habitual en el diseñador y que no me ha gustada nada.
Diseños con formas muy femeninas, marcando cintura, escotes variados por delnate y por detrás, tallados en suaves drapeados, tweed fino y mucho brillo. En cuanto a los colores, detacan los tonos neutros y el siempre elegante negro. Una colección espectacular, marcada por la elegancia y el buen gusto.
Vía | Vogue
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