Vivo sola, lo que implica que soy de esas personas que en la cinta de la compra pone un par de tomates, un plátano, una manzana y dos melocotones porque tengo miedo de que la fruta se me ponga mala. No me puedo llevar cinco plátanos sin condenarme a comerme uno cada día y sabiendo que el último que me lleve a la boca va a estar demasiado maduro.
Me resisto a meter algunos de estos alimentos en la nevera, como los tomates que se conservan con un mejor sabor si los dejamos fuera ya que es un fruto climatérico. El plátano es otro. Esto significa que siguen madurando después de la recolección, y es algo que hay que tener en cuenta a la hora de conservarlos. Aunque siempre se ha dicho que el plátano no debe guardarse en la nevera, lo cierto es que si queremos que nos dure más tiempo vamos a tener que refrigerarlo, aunque con matices.
Cómo guardar los plátanos para que duren más
Como ya hemos dicho, el plátano es una fruta climatérica. Lo que pasa es que libera gas etileno que favorece la maduración, por eso hay muchos trucos que hablan de que envolver el tallo en papel aluminio puede aumentar el tiempo que tarda el plátano en madurar cuando lo tenemos en casa. Comprar poco no es siempre una opción, porque quizá no tenemos tiempo para ir a la compra a diario, así que necesitamos una solución más porque, si el plátano se encuentra ya maduro, por mucho que pongamos papel de aluminio terminará por madurarse y tendremos que hacernos un banana bread o un helado de plátano para aprovecharlo. En ese caso lo mejor será almacenarlos por separado en la nevera.
Debemos frenar la maduración, así que separaremos el tallo o pedúnculo y cubriremos cada uno de ellos, para guardarlo después en la nevera. Aunque la fruta puede ponerse oscura por fuera cuando la metemos en la nevera, por dentro estarán perfectos y mantendrán el punto de maduración más de una semana.
Los plátanos son una enorme fuente de potasio, carotenos, vitaminas C y E y aunque tiene una mayor proporción de hidratos y almidón respecto a otras frutas, es un alimento con un alto contenido acuoso, rico en fibra y sin muchas calorías, aunque pensemos lo contrario por su sabor dulce. Es cierto que son ricos en azúcares naturales que le dan ese dulzor característico que tanto nos gusta, pero es un alimento que debería formar parte de cualquier dieta saludable, como cualquier otra fruta. Y ahora que sabes cómo conservarlos mucho más tiempo, no hay excusa para tenerlos en casa.
Fotos | Alexandre Daoust en Unsplash, Angiola Harry en Unsplash
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