Si estás en Madrid, ahora puedes escaparte en cualquier momento a las islas Canarias y disfrutar de sus sabores más puros sin salir de la capital gracias a Gofio, un restaurante pequeño pero resultón ubicado en el madrileño Barrio de las Letras que nos ha enamorado. Y que haría las delicias de cualquier obseso de la fotografía foodie.
Una de las primeras cosas en las que reparas cuando pones el pie en Gofio es que sabes que va a ser una experiencia la mar de agradable, sin pretensiones o artificios, gracias a la calidez de la bienvenida de Alberto Martín, el jefe de sala. Pero también por la decoración del local, el ambiente y lo que deduces que va a venir a continuación.
Tanto si no conoces la gastronomía típica canaria como si ya has probado las típicas papas con mojopicón, el almogrote y otras delicias de las islas, la visita a Gofio no tiene nada que ver con lo que te estabas esperando.
Sí, aquí están presente esos productos tradicionales de la zona tan asociados a su gastronomía, empezando por el gofio (una mezcla de granos tostados y molidos a la piedra vital importancia en la historia, cultura y gastronomía de las islas), cuyo nombre da lugar al restaurante, y siguiendo con otros como el almogrote, quesos como el majorero, mojos, la tea o la carne de cabra. Pero todo ello fusionado en una propuesta de lo más inesperada. Y con un presentación digna de protagonizar tus mejores instantáneas en Instagram.
El cocinero Safe Cruz y su equipo, todos de las islas, presumen de su lugar de origen, trabaja con el producto de mayor calidad de la zona y se inspiran en la gastronomía tradicional del lugar para dejarnos boquiabiertos en la mesa y servirnos un plato tras otro que no se parecen en nada a lo que nos imaginábamos. Entre nuestros favoritos las truchas de conejo al salmorejo (y ni la trucha ni el salmorejo son lo que piensas) y el dimsum de potas estofadas en su salsa.
Y como no quieren que te vuelvas loco pidiendo el equipo ha elaborado tres opciones de menú (exprés de seis pasos, degustación corto de ocho y degustación largo de diez) que cambia todos los meses en función del producto de temporada y la demanda.
Para sumergirse de pleno en la experiencia, Alberto Martín te aconseja un vino 100% de la tierra en una pequeña carta que agrupa casi treinta referencias, algunas tan sorprendentes como La Gota, un vino blanco elaborado de cuatro variedades, una de ellas tinta (Negramoll) y acompañada de Vijariego, Albillo y Listán Blanco de Canarias.
Sí, el local es algo pequeño y estrecho (y no apto para grandes grupos), pero agradable y decorado con mucho encanto. Y desde luego la relación calidad-precio-capacidad de asombro es muy buena. Por no mencionar la de likes que vas a conseguir en tu cuenta de Instagram si fotografías cada paso (plato) según aterrice en la mesa.
Fotos| Gofio
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