Sarah Jessica Parker y su eterno alter ego Carrie Bradshaw son el modelo de it girl de toda una generación. Con sus estilismos inspiraron tendencias, rompieron moldes y se salieron de lo establecido, dejándonos con algunos de los looks más icónicos de la década. Por eso, cuando la actriz apareció vestida de negro el día de su boda, todos creímos que era una declaración de intenciones con la que pretendía echar por tierra algunos estereotipos. Pero, ¿fue esa su verdadera intención?
Ella fue la impulsora del kilt haute couture, cuando apareció en la gala MET de 2006 con un tejido tradicional irlandés firmado por Alexander McQueen. Si se atrevió con eso, ¿por qué no iba a hacerlo con un vestido de novia en total black? Sabemos que Parker adora el negro, toda su colección SJP LBD es de ese color. Sin embargo, crear tendencia o llamar la atención no fue el objetivo de la protagonista de Sexo en Nueva York. Según sus propias declaraciones, fue más bien todo lo contrario.
Sarah Jessica Parker contó en el programa Watch What Happens Live que su mayor arrepentimiento en cuanto a estilismos ocurrió el día de su boda, cuando se casó con Matthew Broderick en 1997. "Me daba vergüenza pasar tiempo buscando un vestido de boda. Había una tienda que conocía y me gustaba, así que fui allí y compré lo que tenían", confiesa la actriz. También ha reconocido que si pudiera, no volvería a hacerlo, y aunque no dijo nada sobre lo que le gustaría haber llevado, imaginamos que sería increíble. Con todo, su vestido de boda negro ha quedado grabado en la historia de la moda, aunque fuera sin querer.
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Fotos | @sjp_style.
En Trendencias | Sarah Jessica Parker regresa, sí, pero con la serie Divorce (y con un look de ensueño en Nueva York).
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