Del 5 al 8 de diciembre se ha celebrado en Miami Beach la feria Art Basel en medio de un increíble ambiente lleno de entusiasmo. Se trata de la feria de arte más grande que se celebra en los Estados Unidos que, como bien sabéis, son los mayores consumidores de arte contemporáneo del mundo.
Organización suiza necesaria, ya que esta feria reúne a unos dos mil artistas procedentes de treinta y un países, pero ambiente festivo y tropical. Esta acción une ese ambiente festivo del sur de Florida con los negocios, y el resultado parece haber dado excelentes frutos en esta edición.
Brett Gorvy, director de Christie’s, ha comentado en rueda de prensa que, durante este período han logrado realizar espectaculares subastas, llegando a vender hasta un total de setenta y dos lotes. Estos resultados no pueden ser fruto de un burbuja especulativa.
Según este experto, existen ciento ochenta personas en el mundo con un presupuesto de más de treinta millones de dólares que desean comprar arte contemporáneo. Son jóvenes, acaban de hacer sus fortunas, disponen de gran liquidez, y desean adquirir lo mejor de lo mejor.
Muchos acusan a la feria Art Basel Miami de resultar demasiado bling bling. Las obras de arte presentadas en esta feria pertenecen más al universo de la moda que al mundo de la historia del arte.
Por ejemplo, la galería neoyorquina de David Zwirner vendió, nada más abrir sus puertas la feria, un escultura que representaba una calabaza de un metro ochenta de altura, pintada de amarillo y adornada con lunares negros firmada por la artista pop japonesa Yayoi Kusama por seiscientos mil dólares. Esta pieza es única, pero se la puede encontrar parecida declinada en diferentes tamaños y colores.
Kusama ha sido objeto de una espectacular promoción internacional a través de una retrospectiva expuesta en el Centre Pompidou de París, pero también gracias a la firma Louis Vuitton para quien diseñó una línea de marroquinería.
Scott Campbelle es otro artista que ha atraído a un montón de gente. Comenzó realizando tatuajes, y luego ha ido ampliando sus competencias a las artes plásticas. El cantante de Rap Puff Daddy adquirió la reproducción de un dólar en formato gigante realizada por Campbell que había transformado las letras de forma que se pudiera leer la palabra “cojones”.
También se vendió una gran tela del pintor surrealista chino-cubano Wilfredo Lam, que había pertenecido a un coleccionista particular español durante cuarenta y cinco años, por la nada despreciable cifra de dos millones de dólares.
Una de las actuales tendencias del mercado del arte contemporáneo consiste en volver a pasar revistar a las obras de los últimos cuarenta años para redescubrir los talentos subestimados.
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