África siempre ha sido una escapada turística llena de fascinación, ideal para la observación de animales salvajes en su hábitat natural. La República de Botsuana o Botswana como la conocen los ingleses, situada al Sur en Okavango - el delta interior más grande del mundo -, ofrece una serie de majestuosos destinos como el desierto de Kalahari, la fauna del Chobe o el paisaje único de las Makgadikgadi Pans.
Más allá de las habituales rutas transitadas por el turismo está Botswana, un país aún por descubrir donde se puede vivir inmerso en la naturaleza entre lagos, grandes ríos, cascadas, y una sabana donde poder realizar todo tipo de safaris (¡hasta fotográficos!), sin renunciar nunca al estilo y a la sofisticación gracias a sus magníficos lodges.
El viaje se inicia en Okavango, todo un laberinto de lagunas, canales e islas. Probablemente, uno de los espectáculos más majestuosos de todo el continente africano, sobre todo si os atrevéis a recorrerlos subidos en un mokoro – pequeña barca local - o a sobrevolarlos en avioneta o ala delta.
Lo realmente hermoso de Botswana es descubrir que más allá del delta existen otros parajes igualmente impresionantes, como la zona de Xakanaxa, donde la fauna vive tranquila en un ambiente de excepción.
Para vivir momentos inolvidables, los avezados viajeros pueden pernoctar en espléndidos lodges que se alzan en lugares tan espectaculares que parecen extraídos de una de aquellas famosas películas de Tarzán.
Savuti Camp es un campamento pequeño e íntimo en un área aislada. La cena se sirve al aire libre bajo un manto de estrellas; en cambio, en el exclusivo Camp Okavango se puede disfrutar de un alojamiento de lujo en tiendas situadas sobre plataformas de madera de teca. Cada tienda tiene su propio baño privado (¡muy importante cuando se tiene que salir de noche y sin luces!) y una terraza panorámica; mientras que en el Camp Moremi - contruido entre gigantescos árboles de ébano -, resultará fácil avistar en silencio a leones, elefantes, búfalos o leopardos.
El alojamiento en estos lodges del delta del Okavango supone una experiencia, en sí misma, exclusiva y sensual. Darse un baño de espuma mientras se disfruta de unas magníficas vistas sobre un desierto de agua donde chapotean los hipopótamos adquiere un nuevo significado cuando se está en medio de un desierto en África, lejos del mundanal ruido.
¿Se os ocurre una manera más romántica de acabar un día lleno de emociones que sentaros a cenar en esas cubiertas de madera al aire libre, a la luz de las velas perfumadas (para ahuyentar los mosquitos), intentando comprender la belleza y la naturaleza salvaje de Botswana, ese majestuoso destino en África mientras probamos a descifrar los sonidos de la noche?
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