Este domingo pasado se celebró en el Port de la Selva, Girona, la II Feria del Espárrago y no quise perder la ocasión de probar las delicatessen de este emblemático pueblo de la Costa Brava. Y descubrí Can Rubiés, la tienda gourmet que regenta la Señora Anna.
Es la típica tienda de pueblo bien surtida con ese encanto de colmado de antaño como quedan pocas. El establecimiento lo abrieron los abuelos y la segunda generación al timón supo sustituir los productos de primera necesidad por estanterías repletas de referencias gourmet.
Su visión de futuro y su buena gestión permite a los más sibaritas encontrar maravillas en este pueblo costero de unos 800 habitantes durante todo el año. Vinos selectos, especialidades de queso francés (está a 30 minutos de la frontera francesa), sales gourmet de todo tipo, mermeladas de ingredientes de lo más curioso, pastas italianas de diseño, etc.
En estas tiendas no hay que tener prisa y repasar latas, cajas y botellas con paciencia. Pude encontrar desde vinos de Raventós i Blanch (el Silencis 2007, por ejemplo); champagne de Bollinger, Moët & Chandon o Louis Roederer; incluso los vinos Cadac y Perafita del Celler Martín Faixó.
Algo que no puedes dejar de adquirir es el aceite de oliva virgen del lugar: puro oro líquido. El pan, artesanal y de formas curiosas, se mantiene fresco varios días. Lo que más me entusiasma es descubrir nuevas marcas y aventurarme a probarlas tranquilamente en casa. Y hay que escuchar siempre los consejos de la dependienta.
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