Estos días saltaba a la prensa la noticia de que un par de slippers de tafetán, decoradas con una gasa de seda a rayas verdes y rosas con un gran lazo en el centro, pertenecientes a la reina María Antonieta de Habsburgo, esposa el monarca francés Luis XVI, han sido subastadas, alcanzando la astronómica cantidad de sesenta y dos mil cuatrocientos sesenta euros.
Resulta curioso, porque fue precisamente durante un mes de octubre, sólo que doscientos veinte años atrás, cuando fue hecha prisionera y guillotinada durante la Revolución Francesa. Pero, a pesar del paso de los años, la influencia de la “Autrichienne” (la austriaca, que en francés significa también avestruz) como se la denominaba despectivamente en Francia, sigue inspirando a los artistas: desde diseñadores, maquilladores y peluqueros, hasta a grandes cineastas.
La campaña Chanel Crucero 2013 orquestada por el gran Lagerfeld e interpretada por Cara Delevingne y Saskia de Brauw, ha vuelto a inspirarse en la magnificencia de Versalles y de su corte, en una época en la que la reina María Antonieta cultivaba un refinado gusto por las recepciones, la decoración y los vestidos, admirado y reconocido en el mundo entero.
Las escenas de la nueva campaña se desarrollan en un boudoir decorado con brocados de seda de color dorado que revisten tanto las paredes del gabinete como la cama. Las modelos, muy emperifolladas, posan ataviadas con vestidos plisados decorados con chorreras y encajes, con cancanes almidonados y chaquetas de tweed, marca de la casa.
Colección Crucero 2013: los fastos y oropeles de Versalles vistos por Chanel, ¡para que la estela de María Antonieta no se apague nunca!
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