De vez en cuando descubro reportajes que me dejan pegada a la pantalla. Es lo que me ha pasado con 'La noche temática' de este primer sábado de diciembre. Creadores de moda era el título del documental. Su contenido, un reportaje sobre Balenciaga y otro sobre Chanel. ¡Cómo no verlo!
En 1919 abrió Balenciaga su primera tienda en San Sebastián, lugar de verano de la clase alta y nobleza, como la Reina María Cristina o la Reina Victoria Eugenia. Abrió dos tiendas más en Madrid y Barcelona, y se fue más tarde a Paris, como no, la ciudad de las vanguardias de la época.
El legado de un mito
Era el primer documental de la noche. Su protagonista, Cristóbal Balenciaga. Un clásico que siempre siempre me ha atraído. Balencigada, el vasco de origen humilde que vio en Paris la consagración de su obra.
En 1936, con el inicio de la Guerra Civil en España, fijó su residencia en París, en la Avenue George V, en el nº 10, donde estaba su nueva tienda tras cerrar las españolas. En 1937, viviendo ya y siendo amigo de Chanel, Lanvin.
Hubert de Givenchy, uno de los protagonistas del reportaje, cuenta cómo Balenciaga recibía telas de vestidos, casi de muñecas, de regalo cuando era muy joven, y le fascinaban.
La alta costura era un mercado que estaba en alza. Todas las grandes casas respondían a un esquema muy jerarquizado. Su clientela, las grandes damas y la exportación internacional, sobre todo a Estados Unidos para sus centros comerciales. Pero el crack aumentó las tarifas aduaneras y todo se complicó.
Balenciaga, Chanel y Dior, eran los más grandes en los años '40, quienes marcaban la moda y la alta costura.
Coqueline Courrèges, diseñadora, "los tres eran modistos, pero Chanel tenía una concepción del cuerpo, porque los llevaba ella, y Balenciaga en cambio diseñaba pensando en una concepción de volumen. Las mujeres no podían ni sentarse".
Dior, con el New Look, diseñaba de nuevo para disfrutar del ansia de vivir, quiso recuperar la alegría anterior a la guerra con sus diseños. Su moda era la exaltación de la sensualidad tras los duros años de austeridad. Su éxito fue arrollador. Balenciaga, en cambio, era el revolucionario tranquilo: tejido, técnica de corte y cuerpo femenino eran los pilares del español. Todo perfecto.
Las mujeres se pasaron a los diseños de Dior, y eso afectó profundamente a Cristóbal Balenciaga. Ese cambio duró 10 años, pero volvieron a Balenciaga, quien seguía paso a paso, firme, con una elegancia constante. Los cambios de la moda de Dior no atraparon a todas las mujeres, se cansaron.
Balenciaga estaba obsesionado por la perfección, muy austero en su vida. Todo era reglado. Fernando Martínez, Ramón Esparza y Gerard Chueca (secretario personal de Balenciaga) fueron sus tres colaboradores más cercanos. Un detalle cuenta Chueca, "si algo no le gustaba de un traje, era capaz de deshacerlo entero".
Emmanuel Ungaro también narra sus experiencias con él, "todos sentímos mucho respeto por el hombre, por su forma de trabajar. Sus relaciones con los demás eran calurosas, pero muy reservado. Muy duro, muy difícil. A veces gritaba y daba hasta miedo".
Tras la Segunda Guerra Mundial, la casa Balenciaga daba trabajo a más de mil personas. Generaba más puestos de trabajo incluso que Dior, aunque su sistema de licencias era diferente.
Ungaro y Courregès fueron jefes de taller de Balenciaga. Un puesto al que se llevaba tras un largo periplo desde lo más bajo de la empresa. Las jefas de taller y las vendedoras eran las que trataban con las clientes, casi nunca el diseñador mismo. Y eso que la lista de mujeres que querían sus trajes es digna de premio.
Sus modelos, daba igual que fueran guapas, no tenían que ser especialmente delgadas. Desfilaban con un número en la mano, el del modelo, en silencio, y con el pelo recogido en un moño.
Me ha encantado saber que sus modelos se creaban siempre intentando esconder los defectos del cuerpo. Balenciaga era un perfecto conocedor de los tejidos, incluso la llegada de los sintéticos y su mezcla formaron un gran tándem de creación.
Lo primordial para él era encontrar la tela, y tras ella, empezaba los patrones con regla y escuadra. Y, de ahí, un volumen de vestido en mangas, cuello o talle. Siempre perfecto. Y nada podía molestar los movimientos del cuerpo. El cuello se alejaba de la nuca, enlazando con la tradición japonesa que ve esa parte del cuerpo como muy sensual y femenino. ¿Os vienen a la mente las imágenes de sus abrigos? De ahí que la sus diseños sean tan fáciles de recordar, todo volumen, todo arquitectónico.
Líneas de creación
En 1947 lanzó la linea de abrigos tailleur y sus vestidos globo. En 1955 llegó el vestido túnica. Sin adornos pero muy muy perfeccionada. En 1957 le toca el turno a la línea camisa. En 1958 llegaron los vestidos babydoll. En 1959 aparecieron los vestidos con cola, pavo real. En 1960 llegó una línea para una mujer más activa, con botas y minifaldas.
Los trajes de novia, muy puros en sus líneas, dando protagonismo total a la novia. La Reina Fabiola lució un vestido de satén blanco con un abrigo con cola de veinte metros y visón blanco. Todo majestuoso. ¡Precioso! Ese vestido está actualmente en la Fundación Balenciaga, donado por la reina de los belgas.
En 1952 se realizó el primer artículo de moda sobre el pret-a-porter, y desde entonces, ha formado parte de las revistas. De la misma moda que la alta costura empezaba a cambiar, sobre todo en el público. En 1962 dos de sus maniquíes crearon su primera colección de moda francesa. Una de ellas, fue Emmanuelle Khanh. Algo estaba cambiando...
En 1972 diseñó el vestido de novia de la duquesa de Cádiz, Carmen Martínez Bordiú.
Harold Kofa, responsable del Museo del Traje de Nueva York, afirma sobre Balenciaga: "los pescadores vascos eran su inspiración, introdujo colores que nunca se habían visto, era muy español".
Pierre Bergé afirma sobre el español, "en aquella época la moda solo existía en Paris. Los grandes almacenes americanos venían a Paris, compraban ropa a un precio muy elevado, y tenían derecho a reproducir después esos modelos, pero en un tejido diferente. Balenciaga, junto a Chanel, fueron las casas que más ganaron con este sistema", creo que su testimonio nos ayuda a entender más y mejor la moda actual.
Su último diseño fueron los diseños de los uniformes de las azafatas de Air France, lo má cercano que estuvo al pret-a-porter.
Falleció en 1972 en Valencia. Fue enterrado en su tierra. Y aún hoy, le sigue recordando el mundo de la moda como uno de los más grandes. Una marca hoy por hoy que está integrada dentro del mundo del lujo. Sus vestidos en las subastas siguen marcando récors de ventas.
En Embelezzia | Balenciaga Paris, perfume homenaje