La sensibilidad artística de Jessica Drenk crece en medio de la naturaleza, en Montana. Apasionada por la arqueología, la paleontología, la botánica y la geología, se ha inspirado en las técnica mixtas de Eva Hesse, Tarra Donovan y en el arte de Giuseppe Penone.
Después de mudarse a Carolina del Sur, empieza una interesante trayectoria dando vida a una serie de proyectos, todos la mar de interesantes, y siempre relacionados con una meticulosa búsqueda de materiales y significados.
En su serie “Implements”, basándose sólo en miles de lápices (de 1.200 a 4.000 unidades para una sola escultura), los fue uniendo para crear formas que dan ganas de oler y de tocar, para adivinar qué son.
Porque, según explica Drenk, "el lápiz más que un instrumento de escritura, es un símbolo de creatividad y de potencialidad". De este modo, opta por transformar objetos familiares en formas inspiradas por la naturaleza; en palabras de la artista: “como forjadas por el viento y por el agua”, donde lo que funciona se vuelve decorativo, lo simple en complicado, y lo común en algo único, creando una unión entre lo artificial y lo natural. Todo para intentar escribir una nueva página en el arte contemporáneo súper original.
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