Lo que podría parecer una reinterpretación - utilizando la técnica del pixelado -, del famosísimo retrato neo-impresionista realizado al óleo por Van Gogh es, en efecto, un trabajo pixelado salvo que, en lugar de colocar un punto numérico, en esta ocasión el pintor Bradley Hart ha utilizado unos cuantos metros del plástico de burbujas que solemos utilizar para envolver objetos cuando los transportamos.
Con el tiempo y un montón de inyecciones, Bradley Hart ha llegado a convertirse en un auténtico experto en esta técnica pictórica que requiere de un soporte tan particular como poco convencional pues, para lograr que resulte efectiva (en toda la extensión de la palabra), basta con inyectar un poco de pintura en cada una de las burbujas de plástico.
Para poder dar vida a cada uno de estos retratos, Bradley Hart necesita trabajar en ellos, como mínimo, una media de 150 horas. Eso, después de haber estado tres días llenando las burbujitas con inyecciones repletas de pinturas de distintos colores.
La idea de utilizar el plástico de burbujas para hacer arte se le ocurrió a Hart en el 2009, cuando al desmontar su primera exposición en solitario en Manhattan observó, en la sala vacía, un rollo de plástico de burbujas olvidado en un rincón.
Si lo pensamos bien, realmente se trata de un trabajo pixelado, ya que lo que vemos es la representación de algo bajo una forma numérica. El artista ha comentado en alguna ocasión que le divierte la idea de utilizar algo extremadamente hitech, y convertirlo en algo low tech.
De lo que no cabe la menor duda es de que se trata de muchísimo trabajo, ya que todo hay que hacerlo a mano. Es como inyectar tecnología informática de forma simplificada. Lo mejor es que la obra, en realidad, se multiplica, porque el artista realiza también una impresión a partir de la pintura que gotean por la parte de atrás de su obra, por donde las burbujas han sido pinchadas.
Personalmente opino que, como todas las grandes ideas creativas de esta vida, el concepto es tan sencillo como genial porque ¿quién no se ha entretenido alguna vez explotando las famosas burbujitas de plástico? Pues bien, el que se le ocurriera inyectar pintura acrílica con jeringas en cada una de las burbujas en lugar de pintar sobre ellas es, sencillamente, brillante.
De esta forma, consigue que parezcan píxeles a los que puede ir proporcionando la tonalidad correspondiente para que vayan formando los rasgos de las personas a las que retrata. Algo con lo que también experimentó Andy Wharholl después del boom de offset empleado por la publicidad en las grandes vallas.
Del 6 al 31 de mayo, podréis ver todos estos retratos realizados por Bradley Hart en la Cavallier Gallery de Nueva York. Si tenéis la suerte de estar en la gran manzana esos días, no dejéis de visitar esta exposición, porque es así, de esta forma tan sencilla, como a veces ocurre ese milagro que todos conocemos como Arte.
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