El banquete (I): tipos de mesas

El banquete (I): tipos de mesas
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Suerte que hoy día el banquete nos lo organizan profesionales del oficio (a veces, te preguntas de qué escuela salieron) porque hay razones para tener pesadillas si tomamos las riendas nosotros mismos.

Aunque debes admitir que es un tema de lo más interesante y todo buen anfitrión gusta de saber cómo, qué y cuándo. No pretendo explicar en un post cómo organizar un banquete ni me atreviría, pero si quieres averiguar si sabías esto o lo otro, te invito a seguir leyendo.

La tradición de celebrar un banquete en honor a un acto social histórico es una de las ceremonias más antiguas de la Humanidad y, menos mal, de las que ha evolucionado significativamente.

Banquete familiar

Porque no me veo yo, como anfitriona, lavándoles los pies a mis invitados por muy ilustres que fueran, ni untándoles cabeza y barba. Y nada de regalar a cada uno la toalla y cofaina reglamentarias como acostumbraban en la antigua Roma.

Nuestros esfuerzos organizativos dependerán del acto social pero vamos a suponer que celebramos algo sólo familia y amigos íntimos, y una sola mesa. Más mesas, igual nos mareamos.

La mesa Rectangular vamos a desestimarla por ser demasiado formal. Pero si os gusta, sabed que los anfitriones van colocados, en sillas opuestas y mirándose, a la mitad del lado largo del rectángulo y no en los extremos. De hecho, mejor no sentar a nadie , y nunca a señoras.

Si no somos tropecientos comensales, la mesa Redonda gusta mucho. La precaución es colocar a los anfitriones, igualmente en posición opuesta y de cara, de manera que ninguno de los dos dé la espalda a la puerta de entrada de servicio.

Mesa redonda

En cambio, si somos esos tropecientos de antes, la mesa de Herradura o en forma de T nos permite sentar a todos. Hablaremos de esta mesa en otro post para ver cómo nos las arreglamos en una cena con anfitriones e invitados de honor. Ufff.

Otra opción interesante es la mesa Ovalada o mesa Imperial. Los anfitriones, opuestos y centrados en el lado más largo de la mesa. La distancia entre ellos, es decir, el largo de la mesa que los separa, no debería sobrepasar los dos metros.

En los extremos redondeados, sólo dos comensales y no media docena como me pasó en una cena formal: patas de sillas y piernas a modo de sardinas en lata. Y si hay confianza con tu comensal vecino, pasa. Pero si no lo conoces, tienes que estar esquivándolo o disculpándote toda la ceremonia. Una lata.

Al primero al que se le ocurrió la gran idea de celebrar un banquete debería recibir algo así como un Nobel de la Sociabilidad pues de ahí salieron costumbres como el discurso, el baile, la figura del anfitrión o del homenajeado que dan pie a grandes encuentros interpersonales.

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