Recientemente he asistido a dos bodas de amigas, y el servicio de los camareros en la mesa ha sido diferente. En uno, atención personalizada de dos personas para diez comensales, en otro... un poco de caos en el salón. Y eso en un acto como una boda, no puede fallar. Cosas básicas como la elección del vino, a quién servir primero, por qué lado, cómo rellenar las copas, dejar o no las botellas en la mesa... son claves, vosotros ya lo sábeis, y en Embelezzia damos cada día más importancia a los detalles que nos hagan pasar un tiempo perfecto, que para eso es un lujo de verdad.
La figura del maitre cada día es más importante. Para mí es el Relaciones Públicas del banquete: sabe de todo, de todos, cada gusto, cada detalle, cada subida y bajada de luz, cuándo cambiar los platos, cuándo empieza el baile y, lo más importante, todo controlado sin parecer un militar. Lo principal, atender al protocolo elegido por los novios; los cambios de última hora de mesas, o variaciones de sillas no deben estar permitidos.
Cada mesa es un mundo, niños, alérgicos, vegetarianos... el maitre debe saber transmitir cada diferencia sin que lo parezca, cada detalle bien llevado sumará puntos: no se trata de diferenciar sino de dar ese toque especial y cuidado personal.
Controlar el tiempo (sin agobiar) de los camareros en el cocktail, los tiempos sincronizados con la cocina para servir la comida o la cena, y sobre todo, en cada paso que dé saber dónde estarán los novios y el fotógrado. Una sincronización perfecta del maitre con el fotógrafo es también fundamental. Ambos tienen exigencias diferentes pero trabajos complementarios, por ello deben saber dónde moverse y los momentos especiales.
Cada boda es diferente, los amigos y familiares suelen hacer regalos sorpresa (proyecciones, canciones, regalos...). Él tiene que saberlo todo para controlar todos los tiempos y saber en qué momento las amigas de la novia dedican una canción especial, o los familiares del novio inician una proyección de fotos infantiles. Son esos detalles los que no pueden salir al azar.
El baile tiene que llegar en el momento justo. Terminada la tarta y con la primera copa en la mesa, suele ser el momento perfecto. Pero a veces dejar pasar tiempo para que todo el mundo pueda relacionarse tranquilamente, sin que parezca una boda contra el reloj, puede ser la mejor opción. La barra libre es uno de los momentos a tener en cuenta. Una copa o dos como mucho en la mesa, y comienza el baile y las copas. También hay que controlar si una o dos barras, variedad de marcas, refrescos, zumos y bebidas que no sean alcohólicas variadas.
Y, sin duda, el encargado de la música. Cada boda es diferente, y aunque los novios hayan elegido un repertorio, por diferentes momentos puede ser que la pista esté vacía. Hay que estar muy atentos a esos detalles. Mi momento favorito es cuando aparecen las frutas de chocolate o los minibocadillos calientes a altas horas de la madrugada. Los novios están deseando comer algo por fin, y el resto de la fiesta está disfrutando de esos momentos quizá finales. El servicio no puede descuidarse, es quizá cuándo más ojos tienen que tener los camareros, moverse entre gente en movimiento no es nada fácil. Y el maitre es el encargado de coordinar todo.
No son reglas de etiqueta básicas, pero son pequeñas ayudas que a la hora de organizar una boda nos ayudarán especialmente. Una pequeña guía de detalles, bastantes detalles hay que tener en mente como estar pendiente de esos detalles. Delegar en un buen profesional es clave. Piensa que si has encontrado a la pareja con la que compartir tu vida, encontrar un buen maitre no puede ser más difícil... ¡y de ahí, a la luna de miel!
Vía | Pasa Saber Imagénes | Getty Images En Embelezzia | Catering de cocktelería de lujo ... ¡y que empiece la fiesta!, Alianzas muy personales, Lorenzo Caprile, historia de un vestido de novia de lujo