Que no podía llamarse de otro modo: el Dubai, un mega-yate de 163 metros, actualmente el más grande del mundo, valorado en 183 millones de éuros es propiedad de Sheikh Mohammed bin Rashid Al Maktoum, príncipe heredero del famoso emirato.
Un lujoso medio de transporte para recibir con honores a jefes de estado y celebrar encuentros importantes, de esos en los que las deciciones que se toman afectan a Oriente Medio y puede que más allá.
No siempre se llamó Dubai. El ex-Golden Star lo mandó contruir en 1996 el hermano menor del Sultán de Brunei, el príncipe Jefri Bolkiah, en los astilleros germanos Lürsen y Bohm & Voss.
Incluso los multimillonarios se ven a veces obligados a desprenderse de alguna propiedad. Cuando no estaba todavía acabado de construir, el príncipe Jefri Bolkiah quiso reducir gastos y lo vendió al ruler de Dubai, quien definitivamente lo terminó de construir en 2003.
Seguro que si nos teletransportáramos ahora a bordo del Dubai, estaría todo impecable y a punto de recibir ilustres visitas que tendrían el privilegio de ver el teatro, el cine, los camarotes para jefes de Estado, la discoteca, la pista de squash y hasta un helicóptero Blackhawk (ahí por si las moscas).
Vía | Gentleman nº 43 En Embelezzia | ‘Superyacht’, el libro de los yates top-lujo de Gloria Books En Embelezzia | Cannes y Mónaco:exhibiciones de los yates de lujo Wally, septiembre 2008
