El fotógrafo Asher Swidensky, en un reciente viaje que realizó a Mongolia, logro capturar con el objetivo de su cámara una vieja tradición de seis mil años conocida como Berkutchy – lo que traducido podría venir a decir algo parecido al arte de la cetrería, pero en vez de con halcones, con aguilas reales.
Los protagonistas de estas bellísimas imágenes son una joven de la región de Kazakh, al suedeste de Mongolia, y una magnífica aguila real de plumaje dorado en la cabeza y el cuello.
Con tan sólo 13 años, Ashol Pan vio como su hermano mayor fue requerido para hacer el servicio militar. Su padre, entonces, le pidió que remplazase a su hermano en el arte de domesticar a un aguila real. Ashol aceptó el desafío, aunque la tarea que le habían encomendado no era nada sencilla, ya que no sólo debía ser capaz de soportar a un aguila de grandes dimensiones sobre su brazo, sino también salir a cazar durante el invierno, y afrontar la dureza de esta estación del año.
Entre este ave rapaz y su cuidadora era importante que se desarrollase una confianza y una comprensión recíprocas. Pan ha conseguido formar con su compañera un binomio complementario esencial a la hora de cazar zorros, lobos y conejos con los que contribuir a la alimentación de su familia durante los duros meses del invierno.
Contrariamente a la mayoría de los jóvenes de su región que prefieren dejar la vida nómada por las comodidades de una gran ciudad, Ashol Pan parece sentirse feliz y serena, completamente realizada cazando en los grandes espacios, gracias a una simbiosis perfecta entre ella y el aguila.
¿Os imagináis que sensación tan maravillosa se debe experimentar viendo la vida desde esas alturas? ¡Y que frío! En cualquier caso, ¡bien por Asher Swidensky! Son unas imágenes espectaculares.
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