Descorchar una botella de champagne es como abrir una obra de arte líquida y delicada. Empieza la obra cuando se podan las cepas al final de cada temporada y finaliza con alegría cuando llenan tu copa.
Entre los mil y un detalles a tener en cuenta en la recogida y elaboración del cava o champagne, nos centramos hoy en su conservación. Ya comentamos que los cavas no hay que dejarlos envejecer una vez puestos a la venta.
Una de las razones es la cámara de aire que queda entre el extremo interior del tapón y la linea de flotación del cava, unos centímetros más abajo del cuello de la botella.
Ese espacio de oxígeno, inevitable por otra parte, va a ir oxigenando poco a poco el líquido en el siguiente par de años y no es nada positivo para su degustación final ya que esa oxidación puede afectar al sabor negativamente.
Comentamos en un anterior post los diferentes tamaños de botellas: desde el benjamín, pasando por la botella tradicional, el mágnum hasta el matusalem o incluso el nabucodonosor.
No importa el tamaño elegido: esa cámara de aire es la misma en todos los tamaños. En consecuencia, el mismo oxígeno está presente en 0,75 litros o en 1,5 litros o en 3,0 litros. Si la proporción de oxígeno es cada vez menor en los tamaños de botellas de más capacidad, menos influirá la oxidación.
Conclusión lógica: si dudas entre una botella normal o un magnum, elige el magnum. Y si tienes la posibilidad de un fantástico jeroboam, no lo dudes tampoco.
En Embelezzia te hemos presentado algunas de estas capacidades en champagne y cava, como por ejemplo el jeroboam Moët Rosé Impérial(foto arriba) o el magnum Pere Ventura Brut Tresor(foto más arriba).
En Embelezzia | Tamaños de botella de champagne o cava y su denominación, La nota olfativa del Brut Moët & Chandon creada por Givaudan En Directo al paladar | Raventós i Blanc Gran Reserva Personal 2001