Las grandes casas de la Haute Joaillerie nos ofrecen un aperitivo de lo que veremos en la próxima Biennale des Antiquaires

Con ocasión de la 27 Edición de la Bienal de los Anticuarios que tendrá lugar en el Grand Palais de París a partir del próximo 11 de septiembre, las más famosas y prestigiosas maisons de joaillerie expondrán sus últimas colecciones en alta joyería.

Hasta ese momento, sólo algunas han ido desvelando, con cuenta gotas, parte de sus preciados tesoros. Por ejemplo, la firma Chanel, que se presenta por quinto año consecutivo en este certamen, desvelará dieciocho espectaculares piezas creadas para completar su colección Café Society de la que ya os hablamos.

Esta colección es un auténtico viaje a través del mundo y de sus culturas. En ella podremos admirar parures inspiradas en el Otoño en Shangai, que son como un guiño a los biombos orientales tan apreciados por Mlle. Chanel, y otras que responden a las diferentes estaciones del año en diferentes países o ciudades como Invierno en Francia o Verano en Nueva York.

Las sortijas pertenecientes a la línea Vendôme reproducen, como cabría esperar, la forma de la prestigiosa plaza de los joyeros, y van adornadas con el león, signo astrológico de Gabrielle Chanel, los cometas y las camelias. Todos ellos símbolos fetiches para la casa.

Cartier presentará su colección Cartier Royal constituida por más de cien piezas engastadas con excepcionales piedras que contribuirán a incrementar, áun más si cabe, la fama de la marca.

Un espectacular diamante con talla de pera de 30,21 quilates, al que han bautizado con el nombre de Pur Absolu ha sido montado sobre un collar, y es extraíble para poder ajustarlo también a una sortija.

Un rubí de Mozambique de 15,29 quilates adorna el suntuoso collar de la Reina de Saba; una impresionante esmeralda de Colombia de 26,6 quilates termina de dar el toque final al collar Viracocha, Dios de los incas.

Pero la pieza fuerte de esta edición es, sin duda alguna, la perla real montada sobre una diadema que se puede transformar en collar. Esta histórica perla nacarada perteneció a la reina Mary de Inglaterra, y sobre ella planea el misterio de su procedencia, aunque lo más probable es que perteneciese a la zarina Maria Feodorovna, madre de Nicolás II de Rusia.