La Maison Fabergé, famosa en el mundo entero por los huevos de Pascua que Peter Carl Fabergé realizó para los Romanov cerró sus puertas en 1917 con motivo de la revolución rusa. Hace ahora cinco años, en el 2007, la empresa Pallinghurst Resources – especializada en fondos de inversión -, recupero sus derechos de marca, y empezó a restaurar la imagen de esta firma de joyas de lujo.
Para celebrar que el huevo es un símbolo universal de vida, Fabergé ha diseñado una colección, única en su género, a la que ha bautizado con el nombre de High Jewellery Eggs Pendants. Estas sesenta piezas, las más famosas de la maison, realizadas en piedras preciosas, cristal de roca, obsidiana, jade, ópalo rosado, cuarzo y turquesas, evocan los ricos recursos minerales de los Urales con sus fábulas y leyendas.
Ilustrando esta colección, existen también unos exquisitos grabados - retocados digitalmente, para incluir la imagen de las mencionadas joyas -, que reproducen los tradicionales proverbios rusos relacionados con unos huevos que, como Pinocchio, parecen cobrar vida por obra y gracia de la habilidad y el savoir-faire de unos maestros artesanos joyeros.
Cada huevo colgante se convierte así en un objeto de deseo que, en muchos casos, exige un largo proceso de fabricación que traspasa las fronteras tanto del diseño como de la manipulación, llevando a la artesanía contemporánea a un nuevo nivel de sofisticación.
Los famosos Eggs Pendants de Fabergé los podrás encontrar en su nueva boutique situada en el número 694 de Madison Avenue. Un estuchito de joyas neoyorquino de ochenta metros cuadrados. La firma también se vende en Harrods y en Lane Crawford en Hong Kong, y dispone de un servicio de venta on line a través de su página web. Yo, hasta ver si me reencarno o no en una Romanov, me conformaré con ayudar a mi hijo a reproducir sus dibujos con guash la próxima Pascua.
Más información | Fabergé En Embelezzia | Nueva boutique Fabergé en Madison Avenue 694, la primera en Nueva York