Santoni, la firma de zapatos masculinos italiana, ha confiado en Bruno Aveillan, el galardonadísimo artista francés, para que realice una short movie y una serie de fotos que hablen de la artesanía, manualidad, dedicación, de las cosas hechas con tiempo y de sus maestros artesanos.
La cultura de este arte manual se expresa a través de una narración definida por gestos muy bien aprendidos a fuerza de practicarlos. El proceso de fabricación de un zapato hecho a mano ofrece el resultado de una historia siempre igual y siempre diferente en la que la repetición de la única clave para que exista una unidad.
Con una mirada a un mismo tiempo poética y analítica – un análisis hecho de sensaciones, empatía, y emociones porque es siempre el corazón el que se comunica con la mente, y no al contrario -, Aveillan entra de puntillas en el taller Santoni, allí donde sus creaciones únicas adquieren vida a través de técnicas que se traspasan de padres a hijos, y de innovaciones que nacen de las tradiciones.
El objetivo de la cámara se mueve despacio, como si se tratase de un voyeur. El ambiente parece suspendido en el tiempo, las imágenes ofrecen un carácter pictórico y atemporal. Con toda naturalidad, Aveillan elige en silencio a sus auténticos protagonistas, los instrumentos que se utilizan.
Y los aisla todo en una dimensión a un mismo tiempo abstacta y pragmática. La observación no es sólo contemplación. Sigue el recorrido de los amorosos gestos que van dado vida a los zapatos. Aveillan centra la mirada no tanto en el producto sino más bien en el proceso, en el ritual y en la precisión emocional que define el ADN de la marca.
Bruno Aveillan tiene un toque personal. Trabaja con luces veladas capaces de borrar lo superfluo. Sin embargo, incide hasta lo más profundo, revelando la auténtica esencia de un arte que Santoni, con obstinación, mantiene viva. Es la cultura del savoir-faire como visión de las cosas, de su calidad imprescindible, señal de identidad de quien crea para quien lo va a usar después.
En este vídeo de dos minutos treinta segundos de duración, Bruno Aveillan – a quien debemos entre otras campañas la “Odisea de Cartier” que relata los ciento sesenta y cinco años de historia de esta prestigiosa firma de joyería -, ha conseguido captar la emoción que se desprende del buen hacer de los artesanos que trabajan en los talleres Santoni, a través de una atmósfera llena de misterios, y por una sucesión de imágenes que focalizan el objetivo hasta en el más mínimo de los detalles. ¡Una auténtica experiencia religiosa! ¿No os parece?
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