Ni la recesión económica mundial ni la caída de la Bolsa rusa asustan a los inversores en lujo en Moscú donde a principios de este mes de diciembre se inauguró la juguetería de lujo Yakimanka.
Más que un paraíso infantil lo veo como el sueño de cualquier padre o madre multimillonario pudiendo encontrar ese artículo fuera de lo común para sus hijos.
La clientela de Yakimanka está dirigida al 5% de los rusos que pueden pagar artículos como un Ferrari con pedales, un abrigo firmado Galliano o libros con tapas incrustadas de piedras preciosas.
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