A la moda le gusta lo raro, intentan convertir las prendas menos ponibles en algo deseable por todos. El hecho de variar de tanto básico e intentar vender ideas distintas. Solo así me explico el éxito del peplum aunque luego en verdad casi ni se viese por la calle corriente. En los últimos días veo demasiados vestidos convertidos en petos y vuelvo a pensar lo mismo, como con este look de Natalia Vodianova.
No hablo del peto vaquero que ya vimos el pasado verano, sino de este peto que parece un híbrido entre el de toda la vida y el mandil de cocina o el peto de un herrero en su taller. No lo veo que favorezca en absoluto.
Entallado a la cintura, con una falda cayendo a plomo, bolsillos en la parte delantera, los cuales incluso Natalia Vodianova aprovecha para su comodidad pese a ser un detalle poco recomendado de forma constante, un peto recto arriba y dos tirantes gruesos sobre una blusa poco favorecedora en el corte con los hombros en forma de manga.
Ahora no recuerdo dónde he visto este tipo de vestidos y monos pero han ido apareciendo de forma paulatina y reservados para quienes tienen verdadero estilo como Vodianova, que se ponga lo que se ponga sale bien, o no tan mal. Espero que no lleguen a triunfar.
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