San Valentín es una fiesta perfecta para los tópicos, para el amor al billete verde y a las rosas de plástico. La moda se convierte en uno de los medios más socorridos para una última hora, si es que alguien busca celebrarlo. En otro San Valentín paralelo, el personal, uno inventado por mí sin necesidad de comprar bombones a mi novia, recreo un baile de las mejores modelos esperando a que su querido diseñador les regale bombones. La tierna escena de imaginarme a Freja Beha Erichsen convertida en Forrest Gump y a Karl Lagerfeld en una mujer negra vestida con los zapatos blancos de moda, pasando de Freja como si tal cosa. A ella le quedaría bien esa camisa de cuadros. Y a Lagerfeld el vestido.
En el mundo de la moda actual los amoríos no son tan idílicos como en los anuncios. Deben faltar bombones en cajas con formas de corazones. Bombones con mucho licor, a ser posible. En la moda se estila más el cambio de chaqueta, el contigo pero sin ti. Hay pocas modelos que sean imagen clara, una imagen que veas a la modelo y pienses en la marca a la que siempre representa. Los romances de cuento de San Valentín no son para este sector.
Historias como la de Lara Stone para Calvin Klein hay pocas. Desde la temporada Otoño-Invierno 2007/2008, con la línea Calvin Klein Jeans, la modelo holandesa ha ido convirtiéndose en un reclamo más para la empresa alemana. Tanto es así que en el verano de 2010 Lara Stone firmó un contrato para ser la imagen de las tres firmas de Calvin Klein: Calvin Klein Collection, ck Calvin Klein y Calvin Klein Jeans. Una táctica inusual para un mercado en constante cambio. De esta manera la historia de amor entre modelo y marca no necesita de bombones ni de rosas de un solo uso. Solo un buen cheque, un proyecto serio detrás y una visión a largo plazo. Palabras mayores para muchas firmas que siguen jugando al mañana en vez de a dentro de unos años.
Tras ella quedaron grandes nombres como Doutzen Kroes, Jourdan Dunn, Anna Selezneva o Natalia Vodianova. Incluso Eva Mendes, que al final toca vender.
Después nos encontramos casos como el de Kate Moss que a bote pronto recuerda a Longchamp, al mismo tiempo que a Just Cavalli o a TopShop. De no recibir amor en exclusiva de algunas marcas, algunas modelos pasan a la ambigüedad de representar a varias a la vez, por lo que estas tienen que compartir amantes.
La moda prefiere el intercambio de cromos. Las modelos duran escasas temporadas asociadas a tal o cual firma. Esto provoca en el receptor una constante indecisión de no situar un rostro con un logo de forma instantánea. Hermès no necesita de ninguna modelo fetiche y desde hace años sigue rotando su imagen entre varias caras que años más tarde se convierten en las punteras del sector, como Stella Tennant, Mariacarla Boscono o Isabeli Fontana, además de contar a veces con rostros asentados como Gemma Ward o Raquel Zimmermann. Pero la casa francesa escapa a una asociación única entre modelo y emblema. Uno piensa en Hermès y bien puede recordar a Helena Christensen en los 90 que a Linda Evangelista o a Yasmin Le Bon. Los bombones en Hermès tienen que ser generosos porque no hay mucho amor.
Y como con Hermès pasa en la mayor parte de las marcas: Marc Jacobs solo le da amor a Juergen Teller, el resto de modelos van pasando (los fotógrafos sí celebran más el San Valentín con las firmas). Louis Vuitton pega cada bandazo preocupante, lo mismo se suma a Scarlett Johansson que a Arizona Muse, que a Madonna o a la propia Lara Stone. Un criterio de amor esquivo que se reparten Steven Meisel y Mert & Marcus según épocas.
Después hay firmas como Prada que llevan las relaciones a un nuevo plano. Larga vida a las grandes gestas con tantas amantes como son capaces de imaginar. Las temporadas en las que no tienen tanto amor para repartir se las ceden a modelos como Daria Werbowy, Linda Evangelista o Elise Crombez pero el resto de meses se reparten entre algunos rostros del momento y promesas más desconocidas. Jessica Stam, Sasha Pivovarova y Natasha Poly, entre otras. Y eso que Prada era más de individualismos hace años con Kirsten McMenamy, Amber Valletta o Christy Turlington.
Hoy día 14 de febrero muchas modelos están pensando a quién enviarle bombones para futuros trabajos. Todo en un mundo paralelo. Que el mundo real es demasiado cursi.
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