Decir que Rafa Nadal tiene un físico espectacular es una redundancia. Basta con verlo moverse en la pista para darse cuenta de ello. Pero su atractivo va mucho más allá. Si nos paramos a analizarlo fríamente, podría parecer que la primera opción de por qué nos gusta Rafa Nadal se reduciría únicamente a ese físico explosivo que tiene y que vemos en todo su esplendor cada vez que sale a jugar. Pero hay mucho, mucho más si pasamos esa primera barrera.
Tonterías, las justas
Si algo tiene Rafa Nadal, aparte de un cuerpo de escándalo que hace que se nos erice el vello de la nuca cada vez que se cambia de camiseta en la pista o aparece como modelo de ropa interior, es un carácter súper marcado y con tendencia a no callarse lo que piensa. ¿A quién no le gusta un hombre sincero?
En un mundo en el que las redes hacen que cualquiera sea quien le dé la gana ser detrás de un teclado, Rafa es un ejemplo de hombre directo, sin reservas a la hora de decir lo que piensa y con una seguridad en su criterio y en su forma de ver las cosas que alucina. Y si tiene que dar un puñetazo encima de la mesa y dejar sus ideas claras, siempre con la máxima educación, lo hace.
Si uno quiere cambiar las cosas, tiene que luchar por cambiar las cosas.
Su elegancia es única
No es fácil ver a Rafa Nadal fuera de una pista de tenis, sin su pantalón corto y esa sempiterna cinta del pelo que siempre acaba empapada del esfuerzo y la entrega de cada partido. Pero cuando conseguimos echar un vistazo a su día a día, nos encontramos con un hombre joven que sabe que el traje es su mejor aliado y que nada sienta tan bien como un buen patronaje.
Su constitución física hace que las camisas le sienten de verdadero escándalo, y Rafa siempre apuesta por tonos oscuros, sobrios, como el gris, el negro o el azul marino. Clásico, sí, pero impecable.
Y no sólo en lo que a ropa se refiere
Incluso cuando se enfrenta a rivales no tan deportivos como él, o cuando tiene que lidiar con profesionales de otros ámbitos que no lo son tanto, Rafa es un hombre elegante. Verlo perder los papeles es algo raro, aunque cuando cree que tiene razón –y normalmente la tiene–, se defiende y pelea por lo que cree que es justo.
La concentración a la que tiene que someterse a sí mismo durante los partidos es brutal, todos lo sabemos, y cuando esa concentración se rompe, recuperarla no es cosa fácil. Por eso entenderíamos que en algunos momentos, esa elegancia suya se diluyera un poco. Pero incluso cuando le piden matrimonio en pleno partido, Rafa sólo tiene una sonrisa y un gesto amable antes de volver a jugar.
Talento, esfuerzo y superación
Tener talento es algo innato, que no depende de ninguno de nosotros. Pero lo que sí depende es desarrollarlo y para eso hace falta esfuerzo, dedicación, sacrificio y afán de superación. Todas ellas cualidades que es imposible no encontrar atractivas en un hombre, por lo mucho que implican a tantísimos niveles. Compromiso, respeto, ser consecuente...
Hemos visto tantas veces a Rafa Nadal haciendo gala de estas características que podemos conocerle un poquito mejor gracias a ello. El tenis, como todos los deportes de alta competición, son de una exigencia formidable desde muy temprana edad. Rafa supo que esto era lo que quería hacer y con sólo nueve años ya empezó a competir, de la mano de su tío Toni Nadal.
La capacidad de superación que tiene, unido a ese talento que le hace jugar puntos como el que acabamos de ver ahora, es algo que le ha servido en muchas parcelas de su vida, no sólo en el deporte. Su relación de pareja, por ejemplo, es una de ellas. Pese a lo increíblemente exigente de su agenda, a la enorme dedicación que le debe al deporte y a los viajes interminables, lleva diez años felices con su chica de toda la vida. Y eso requiere esfuerzo y un gran deseo de sacar las cosas adelante.
Fuera de la pista nos gusta aún más
Ver jugar a Rafa Nadal es uno de esos placeres que todo apasionado del deporte debería experimentar en directo alguna vez en su vida. Verlo llegar a esos puntos casi imposibles en vivo se queda grabado en la retina. Sin embargo, por mucho que nos guste verlo desarrollar todo ese potencia sobre la tierra batida, fuera de ella nos gusta aún más.
Hace unos días tuvo lugar su presentación como nueva imagen de ropa interior, sastrería y la fragancia Bold de Tommy Hilfiger en pleno Manhattan. Y como tener a Rafa Nadal y no ponerle una raqueta en la mano es imperdonable, ahí pudimos verlo desenvolverse como pez en el agua, incluso llevando ese traje –¡cómo le quedaba!–... y luego quitándoselo por cada punto que perdía. Lástima que no se le escapara alguna pelota más...
Pero a pesar de que Rafa conservó buena parte del atuendo puesto, lo que más nos gustó fue verlo tal y como es. Divertido, con cierta timidez que le hace aún más encantador, siempre con una sonrisa en la boca, humilde y dedicado. ¿Todavía no se entiende por qué nos encanta Rafa Nadal?
Fotos | Facebook de Rafa Nadal