Emma Leth ha sido, sin duda, la novia del pasado fin de semana. En pleno mes de junio los enlaces nacen como las setas, Instagram se convierte en un hervidero de instantáneas para todos los gustos y las novias buscan como dar la campanada para convertirse en la novia del año. Está claro que no lo tienen tan fácil como Meghan Markle (y su millonaria repercusión y presupuesto), hay que trabajárselo un poco más, o no, para convertirse en toda una novia viral.
Pocos conocíamos a Emma hasta este fin de semana, modelo y actriz danesa, pero está claro que (casi) todos hemos visto su look para casarse el pasado sábado 2 de junio. Un vestido de encaje muy transparente, con cola y combinado con ropa interior rosa, unos zapatos de lunares firmados por Balenciaga (790 euros) y la estrella del look: una gran pamela de Jacquemus valorada en 590 euros. Está claro que casarse mostrando la ropa interior no es muy típico, pero creo que sin la pieza de la cabeza del diseñador francés no hubiese conseguido ni un solo repost en Instagram, y por esto hay que cederle todo el mérito.
El look es divertido y fresco, perfecto para una pasarela o, quién sabe, para una boda, los diferentes gustos existen. La ropa interior y las transparencias en una ceremonia es cuestión de costumbres, gustos o incluso sensaciones, si ella lo ha decidido así nosotros lo respetamos, pero no lo compartimos. El look es deslavazado, algo improvisado y, quizás, demasiado arriesgado para lo que tenemos en mente. Los diseñadores y críticos de moda están entusiasmados con este hecho, tantas bodas suelen causar aburrimiento y cuando algo se sale de la norma, al menos llama la atención. El pensamiento del gran público ya es otro cantar, ¿tu qué opinas?
Fotos | Instagram
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lunariitos
A mí me gusta el que sea diferente y me alegro de que haya tenido el valor para salirse de la norma el día de su boda, no es algo a lo que todo el mundo se atrevería. En cuanto a las transparencias dadas por el encaje... me gustan, pero entiendo que en España, país conservador por la larga tradición católica (cosa que Dinamarca claramente no tiene), no acabe de gustar. Me ha gustado especialmente el contraste con la ropa interior rosa. Algo diferente y bien que se agradece.