Lo celebres o no, San Valentín está en el aire: las tiendas se llenan de corazones y cosas cuquis que abarcan la limitada gama cromática que media entre el rosa palo y el rojo fuego. Pues bien: si no puedes con el enemigo, únete a él. Hablo de mí, ojo, que entiendo que es de gente de bien celebrar este día entrañable. Y yo me uno de la mejor manera que sé: recomendándoos libros que son grandes historias de amor. Pero grandes, grandes: de las que no vas a olvidar mientras vivas. ¡Cupido, únete al fiestón!
‘Memorial del convento’, de José Saramago
Un amigo me comentaba hace poco que Saramago es algo complicado de pillar debido al uso particular que hace de la puntuación —grandes diálogos separados únicamente por comas, por ejemplo—, pero una vez le cojas el tranquillo a este libro, que está chupado, no vas a poder abandonar la hermosísima historia de amor entre Baltasar Sietesoles y Blimunda Sietelunas, una mujer con dotes adivinatorias, en el Portugal del siglo XVIII y durante la construcción del monasterio de Zafra. Para corazones cerrados en banda.
‘Anna Karenina’, de León Tolstói
Uno de los grandes novelones rusos —y mira que hay— de la historia de la literatura. La desesperada pasión de Anna Karenina, una mujer de alta posición social, casada y madre de un hijo, por el conde Vronsky —primero clandestina, luego pública y finalmente trágica— ha sido origen de numerosas adaptaciones al cine y la TV. Como paradigma que es de la literatura rusa del XIX, la historia anda escasita de felicidad y rebosante de sentimiento de culpa, pero que eso no te frene. Para corazones forjados a baja temperatura.
‘Cumbres borrascosas’, de Emily Brontë
La mediana de las hermanas Brontë (las escritoras, se entiende; había tres hermanos más) solo escribió esta novela que, para colmo, no fue muy bien recibida en su momento, aunque el tiempo la ha puesto donde se merece. El amor aquí es enfermizo y oscuro, teñido de venganza y envidia. La historia entre Heathcliff (un muchacho acogido por el cabeza de familia de los Earnshaw) y Catherine dista mucho de ser romántica; se crían juntos desde pequeños y, aunque en teoría Heathcliff es un hijo más, la realidad demuestra que no todos los miembros de la familia lo tratan así. Para corazones con coraza (#perdón).
‘Orgullo y prejuicio’, de Jane Austen
Otra escritora, otra británica, de una novela también escrita en el XIX; pero nada tienen que ver una y otra. A pesar de los años transcurridos, el relato de la vida amorosa de las hermanas Bennett —y de su búsqueda activa o pasiva de esposo— conforma un retrato magnífico de la sociedad de la época, plagado de diálogos mordaces y continuos malentendidos que harán de la lectura algo sencillo y apetecible, además de altamente romántico. Ojo a la dualidad Darcy/Wickham, en la que Helen Fielding confesó haberse inspirado para El diario de Bridget Jones. Para corazones con chispita.
‘Romeo y Julieta’, de William Shakespeare
Tienes razón: esto NO ES una novela. Pero quien quiera abrasarse en las llamas del amor ha de leer esta tragedia teatral que, dicho sea de paso, cuenta con grandes versiones en español —por supuesto, adaptadas a un lenguaje perfectamente asequible para tutti frutti—. Mi recomendación personal es que leas la historia de los desgraciados amantes de Verona en la versión traducida y revisada de Pablo Neruda, que de amor sabía un poco, me comentan. Para corazones kamikazes.
‘Posdata: te quiero’, de Cecelia Ahern
¿Puede el amor trascender a la propia muerte? Puede si, después de haber vivido momentos mágicos junto a quien considerabas tu alma gemela, esa otra persona se ocupó en su momento de dejarte montones de cartas con las que te ayuda a superar el trance de la pérdida recordándote lo mucho que te ama. Divertida, nostálgica y romántica a partes iguales, Posdata: te quiero necesita de helado de chocolate para devorar junto a su lectura. Para corazones eternos.
‘El cuaderno de Noah’, de Nicholas Sparks
Un amor de verano, la Segunda Guerra Mundial, un soldado sureño que vuelve del conflicto y que no ha podido olvidar a la mujer que le robó el alma 14 años atrás, una chica que también lo ama apasionadamente pero que está a punto de casarse, un diario con todo aquello reflejado por escrito: en El cuaderno de Noah, el amor trata de volar por encima de todos los problemas. ¿Lo consigue? Eso tendrás que verlo. Para corazones en los que la razón no manda.
‘Love Story’, de Erich Segal
«Amar significa no tener que decir nunca “lo siento”»: si no has escuchado nunca esta frase, has de saber que pertenece a la citada novela. La historia de amor y pérdida entre Oliver y Jenny —él, un acomodado universitario de Harvard; ella, una estudiante de música de extracción humilde— en el Nueva York de los años 70 es de las que te rompen el alma y te harán derramar ríos de lágrimas. Si te animas a leerla, prepara kleenex o terminarás limpiándote los mocos con la portada. Para corazones insensibles.
‘El gran Gatsby’, de F. Scott Fitzgerald
El retrato de aquella sociedad neoyorquina de los años 20 —aquella década loca que precedió a la Gran Depresión—, con sus hombres impolutos y engominados y sus encantadoras flappers, lo describe como nadie Scott Fitzgerald, uno de los miembros de la llamada Generación Perdida americana. Bajo la historia de opulencia de su protagonista, Jay Gatsby, un hombre de oscuro pasado y de quien poco sabemos salvo que da unas fiestas inolvidables en su mansión de Long Island, se oculta una historia de deseo entre él y Daisy, su amor de juventud, ahora casada y con la que quiere recuperar la relación. Para corazones desenfrenados.
'La princesa prometida', de William Goldman
Si viste la maravillosa película, ya considerada de culto, de Rob Reiner, quizá conozcas ya el amor que se profesan Buttercup y Westley (también conocido como el pirata Roberts). Uno de esos casos en los que la película supera en fama al libro que, sin embargo, es una verdadera delicia. Plagado de frases míticas, el romance, ambientado en una atípica narración con ecos medievales, está salpicado de escenas de aventuras inigualables, de personajes perfectos, de situaciones hilarantes… Sin embargo, y como aquí de lo que hablamos es de amor del fetén, quédate con esta frase y busca su significado en el libro: «Como desees.» Para corazones aventureros.
'La mandolina del capitán Corelli', de Louis de Bernières
También convertida en película —cómo iban a dejar los productores pasar la oportunidad de trasladar a imágenes una historia como esta—, La mandolina del capitán Corelli es una de esas narraciones apasionantes, con la II Guerra Mundial como telón de fondo pero sin molestar ni mijita a lo que aquí interesa, que es el amor a prueba de bombas —chistaco— del invasor, el capitán Corelli, hacia Pelagia, una mujer de la isla griega que los italianos han tomado durante el conflicto. La transición de Pelagia del odio a la pasión te va a encandilar. Y no falta su chispita de humor, que siempre viene bien… Para corazones muy pasionales.
'Cyrano de Bergerac', de Edmond Rostand
Érase un enamorado en la sombra a una nariz pegado. Ese podría ser el eslogan de esta comedia en cinco actos de finales del XIX pero ambientada en el XVII, en plena guerra francoespañola y con los espadachines haciendo de las suyas en cualquier rincón. Cyrano, hábil soldado dotado de un gigantesco apéndice nasal, está enamorado hasta las trancas de su prima Roxanne, pero ella ama a otro: un cadete llamado Christian de Neuvillette. Cuando su amada le pide protección para el aprendiz de soldado, Cyrano acepta y, por si fuera poco, logra hacer pasar a Christian por un literato de primera gracias a las cartas inflamadas de amor que él escribe para aquel. De lo que sucede al final no te adelanto nada, pero te aseguro que vas a elegir al feo de la historia. Como yo. Para corazones sin miedo al verso.
'Seda', de Alessandro Baricco
Que sí, que ya hablé de él hace nada, pero es que un libro como este merece ser recomendado hasta la saciedad. Porque el amor entre el comerciante francés Hervé Joncour y la misteriosa japonesa sin rasgos asiáticos pero con la que no se puede comunicar —ambos desconocen el idioma del otro— tiene una carga poética tan tremenda que vas a querer leerlo una y otra vez. La dualidad entre el amor devoto hacia su esposa y la pasión inquebrantable hacia la mujer por la que tiene que recorrer miles de kilómetros en viajes que duran meses es uno de los muchos encantos que cierra este librito de lectura rápida. Para corazones interraciales.
'Los puentes de Madison', de Robert James Waller
Clint Eastwood también anduvo ligero a la hora de adaptar para el cine una de las historias de amor que más lágrimas han arrancado desde Alaska hasta Nueva Zelanda —haciendo el camino largo—. Porque de este libro maravilloso y romántico hasta reventar se extraen dos grandes conclusiones: una, que la pasión no tiene edad; dos, que se puede cultivar el amor más profundo en solo tres días si la conexión entre esas dos personas es cósmica, interplanetaria y universal. Lo que sucedió entre Francesca, una mujer casada, con hijos y que lleva una vida de lo más convencional, y Robert, un fotógrafo de National Geographic que va dando tumbos por la vida y disfrutando del día a día, no se puede explicar si no lo lees con tus propios ojos. Para corazones jóvenes de espíritu.
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