¿Qué tienen los reality shows que enganchan? Tal vez sea por aplacar esa curiosidad insana de cotillear que muchos seres humanos (entre los que me incluyo), sufrimos. O simplemente sea el hecho de poder ver cómo viven otros, aquellos con más dinero y con acceso a lujos con los que muchos sueñan. Sea como fuere, el reality de Netflix, Sunset: La milla de oro nos ha atrapado entre sus garras y no quiere soltarnos.
El hilo argumental no puede ser más sencillo. No imagines un supervivientes en el que un grupo de guapazos debe sobrevivir en Los Ángeles, ni un Gran Hermano donde estarán encerrados varios meses hasta odiarse los unos a los otros. Este reality es más del estilo de De cita en cita, una cámara sigue a los protagonistas pero esta vez, en su trabajo (y su vida).
No esperes ver reacciones reales, naturalidad y espontaneidad. Más bien se trata de una guionizada puesta en escena que centra su atención en un grupo inmobiliario líder en Los Ángeles que se encarga de vender los pisos y casas más lujosos de la ciudad californiana. Las agentes inmobiliarias son mujeres “90-60-90” que viven pegadas a sus zapatos de tacón y sus extensiones de pestañas y que nunca, jamás, verás sin una manicura perfecta.
Altas, guapas, operadas y luciendo estilismos ajustados solo al alcance de unos pocos. Y por si eso no fuera suficiente, nos colamos en sus vidas para conocer sus relaciones con hombres 10 años más jóvenes mientras nos enseñan las más lujosas casas de “Las colinas” y “El Valle”, en una espiral de cócteles, vestidos de lycra y mucho botox. ¿Algo hortera? Quizá para algunos, pero es un guilty pleasure con todas las de la ley, y estos son los motivos por los que atrapa.
Destino: Los Ángeles
Hay una de las razones clarísimas por las que este reality nos ha atrapado: L.A. Es uno de nuestros destinos fetiche, nos encanta su glamour, todo lo que rodea a Hollywood y la idea de compartir ciudad con grandes estrellas del cine. Con Sunset nos pasa como nos pasaba con series como Sexo en Nueva York, el escenario es casi tan importante como el contenido.
Las vistas panorámicas de la ciudad, del skyline, de las calles. Los paseos de las cámaras por Beverly Hills y Rodeo Drive. La inmensidad del lujo en formato ciudad.
Las casas (y sus increíbles decoraciones)
Si eres amante de la decoración, vas a alucinar con este reality. Espacios maravillosamente decorados con estilos tan diferentes que te pasarás los 30 minutos que dura cada capítulo completamente indecisa sobre cuál es la casa de tus sueños. Chimeneas en las terrazas, mesas art deco, estilos contemporáneos, cuadros abstractos, techos altísimos, grandes cristaleras, camas king size y duchas tan grandes como tu salón.
Las casas, y su mimada decoración, son sin duda, un motivo para ver este programa de Netflix. Metros y metros de lujo que nos hacen soñar con la casa ideal.
Las fiestas, los cócteles y los restaurantes de lujo
Una fiesta en la piscina para celebrar el cumpleaños de una de las chicas es un motivo sobrado para abrir botellas de champán y preparar cócteles a la luz de las estrellas. El nivel de vida de estas agentes inmobiliarias no es el de un ciudadano medio. Hablamos de que venden casas que superan los 3 millones de dólares, con comisiones de hasta un cuarto de millón y ellas, son tan ostentosas como los futuros compradores. Bolsos de miles de dólares, los cócteles más exclusivos y vestidos con bien de brilli-brilli aunque no vayan a salir de casa.
Los restaurantes a los que van son tan maravillosos que una ensalada (lo poco que verás que comen) te parecerá una obra de arte. Los mejores restaurantes de L.A. en el salón de tu casa.
No esperes una serie que te haga pensar o te provoque sensaciones nuevas. Uno de los motivos por lo que engancha es que es lo que te vende, ni más ni menos. Un placer culpable de Netflix en toda regla.
Fotos | Sunset: La milla de oro (Netflix)